viernes, 26 de abril de 2013

El 15 de septiembre de 1939 sale a la luz por primera vez en Cuba la revista El Mensajero de los postreros días, teniendo como fundador a Ernest William Sellers, más conocido como Apóstol Dady John. Es el Órgano Oficial de la Iglesia Bando Evangélico Gedeón en Cuba, reconocida internacionalmente como Iglesia Evangélica Internacional Soldados de la Cruz de Cristo. En varias etapas de trabajo, han aparecido en sus páginas diversos artículos y escritos relacionados con el quehacer de la membresía en la Isla. Actualmente, su consejo editorial lo integra el Director de la Iglesia en Cuba, Eliezer Simpson Jackson, como su presidente; Eric Adrián Pérez González en la corrección y edición y Yosbel Mayola Lugo y Sergio O. de la Cal Cruz, como diseñadores. A continuación iremos publicando los Mensajeros…que comenzaron a salir en la nueva etapa a partir del 2010.



Editorial
El proyecto de  la nueva revista ―El Mensajero de  los Postreros Días, comenzó a 
gestarse en el año 2010, en La Lisa, La Habana. La idea de rescatar la más antigua
e  importante  publicación  de  la  iglesia  fue  del  superintendente  Eliezer  Simpson
Jackson. 
Este propósito se ha concretado con los recursos de la Oficina Central, y la cola-
boración de algunos hermanos y amigos de la obra del Señor; pero sobre todo con
la ayuda del Autor Divino. Les presentamos una revista con un perfil  instructivo
informativo. La  principal  herramienta  para  su  confección  ha  sido  la  fe. Por  ella
también esperamos mantener la publicación con una periodicidad bimestral. 
Nuestros lectores tendrán a su disposición  temas bíblicos e históricos; novedades
científico-técnicas;  una  sección  dedicada  a  testimonios  y  mensajes  del  Espíritu
Santo. Además dedicaremos un espacio para los niños, para que El Mensajero sea
también la revista de ellos. 
Los primeros ejemplares son para nuestras congregaciones en el país; sin embargo
el proyecto a  largo plazo prevé una producción que rebase  los  límites de nuestra
institución, y pueda ser adquirida por muchas personas. Queremos que El mensa-
jero retome su papel de predicador silencioso, que nos represente con dignidad, lo
mismo en ámbitos intelectuales como entre personas de menos nivel cultural. So-
bre todo porque los dividendos que esperamos sobrepasan el valor de todo el di-
nero del mundo: esperamos ganar vidas para Cristo y proveer confirmación y go-
zo a los que ya han sido ganados para el Maestro. 
Los primeros lectores de la revista, nuestros hermanos de la iglesia, pueden espe-
rar una publicación de calidad en contenido y diseño; pero nosotros esperamos de
cada uno de ustedes  la oración  responsable, para que  el Padre Celestial bendiga
esta obra, y  la haga prosperar hasta más allá de donde pensamos. Además, pedi-
mos  la colaboración de todos  los que se sientan movidos por el Espíritu para es-
cribir sobre temas espirituales, ministeriales, culturales o científicos —siempre que
trasluzcan nuestra fe en el Único Dios verdadero, Creador de los cielos y la tierra.
Envíennos sus trabajos a la redacción, ubicada en la misma dirección de la Oficina
Nacional de la Iglesia.

EL MENSAJERO DE LOS POSTREROS DÍAS

Por el pastor Raimel Barrios

Entre lo más importante y significativo de los prime-       
ros años de nuestra  iglesia, fundada a mediados de  la   
década del veinte del pasado siglo, estuvo  la creación    
de una revista que se convirtió en el órgano oficial de
la organización hasta el presente, con el nombre de El 
Mensajero de los Postreros Días.  
El día 15 de septiembre del año 1939, en La Habana, salió a la luz el primer núme-
ro de la publicación, editada en inglés y español, y totalmente gratis; pues era sub-
vencionada por donaciones y ayudas filantrópicas. En ese entonces fue concebida
para tiradas mensuales. La edición bilingüe se abandonó en lo sucesivo, y se man-
tuvo en español.
El primer número fue de solamente 6 páginas y mil ejemplares; pero en octubre ya
tuvo 8 páginas y  se publicaron dos mil copias. En enero de 1941  se  incrementó
hasta las 12 páginas, y en enero del siguiente año el mensajero sufrió otra transfor-
mación positiva, cuando su número de páginas aumentó hasta 16. Llegado el mes
de abril de 1943, hubo otra adición y se logró imprimirlo con 20 páginas.
Para marzo de 1947 se hizo un esfuerzo extra y el mensajero pudo llegar a las 24
páginas, con un contenido variado. Para ese entonces las tiradas fueron creciendo
hasta 3000 ejemplares y no mucho después pudo remontar la cifra de 5000. Toda-
vía en ese tiempo el mensajero era distribuido gratuitamente.
Algo  curioso  fue que,  tardíamente,  en  el número  6 del  año  3,  se plantearon  los
objetivos para los cuales se creó esta revista:
—Levantar el nombre de Cristo en alto.
—Llegar a  los hogares más pobres donde no había dinero para comprar una Bi-
blia.
—Proclamar la pronta venida de Cristo.
—Enseñar la doctrina.
— Ser portavoz del Obispo para que su mensaje llegara al pueblo.
 La revista se producía con un papel de baja calidad. Debe recordarse que se rega-
laba y se subvencionaba con donaciones y ofrendas. Sus secciones eran encabeza-
das con dibujos que no tenían la calidad de otras publicaciones de la época.
La ortografía y  la sintaxis dejaban mucho que desear, debido a que  la  lengua ma-
terna de los redactores y traductores era el inglés. No obstante, aún se puede dis-
frutar en ella escritos llenos de alto contenido humano e historietas que deleitan a
los  lectores de cualquier edad, así como artículos de personalidades del cristianis-
mo universal, entre los que se encontraron el príncipe de los predicadores del cris-
tianismo moderno  Charles  Spurgeon,  el  fundador  del metodismo  John Wesley,
Laura C. Evans, el obispo J. C. Ryle, H. C. Mc Kinney Jr,  Percey Waxman, el pre-
mio Nóbel  Alexis Carrel, George Mathew Adams, y otras eminentes figuras.
Con los números de noviembre y diciembre de 1948, se abrió una nueva era en la
revista.  Las  ofrendas  que  posibilitaron  su  salida  durante  años  habían mermado
mucho, y para mantenerla como material de prédica, decidieron venderla al precio
de diez centavos el ejemplar.
Algunas direcciones donde  se  imprimían  las  revistas  fueron: Fiallo  y Hermanos,
calle Habana No 617 en La Habana; Imprenta Martín, calle Real No 22, Marianao,
La Habana; y tipografía Clipper,  localizada en San Miguel No 314, también en La
Habana.
Conservar los ejemplares de las primeras ediciones de la revista es invaluable. Es la
fuente  principal  que  poseemos  para  reconstruir muchos  aspectos  de  la  vida  de
Daddy John, el fundador de la obra, y de su pensamiento teológico.
En el año 1989, el finado obispo Buenaventura Luis, concluyó el difícil trabajo de
reunir  todos  los números del Mensajero, desde  su  fundación hasta  la muerte de
Daddy. La tarea fue muy ardua debido al deterioro de los originales. Gracias a este
esfuerzo contamos hoy con casi  la  totalidad de  la  revista, excepto algunos pocos
números que le fue imposible al obispo conseguir.

EL PROFETA PRÓFUGO
Los hombres de Nínive se  levantarán en el  juicio con esta generación,   y  la condenarán; porque
ellos  se  arrepintieron  a  la  predicación  de  Jonás,    y  he  aquí más  que  Jonás  en  este  lugar. Mt.
12:41.
 

Por el miembro ungido Eric Adrián Pérez González

Si me preguntaran cuál es mi libro favorito de la Biblia, respondería que, de la Bi-
blia, mi  libro  favorito es  la Biblia, porque  toda ella es  inagotablemente hermosa.
Cada libro es diferente y, a la vez, forma un todo con el resto.  Pero solo se puede
beber un sorbo tras otro; nadie puede tomarse todo un cántaro de agua al mismo
tiempo. Este  sorbo que  les sirvo ahora es el breve  relato de  Jonás. Este  libro es
una novela abreviada. Es un libro extraño en el conjunto de los libros proféticos, y
es una increíble tipología de Cristo. Jonás fue, según la Biblia, el primer misionero
enviado con un mensaje de salvación fuera de Israel. Ya esto tipifica el evangelio.
El  profeta  actúa  de un modo  inverosímil:  huye  de  Jehová. Los  judíos  pensaban
que la gloria del Todopoderoso se manifestaba solo en Jerusalén (en el templo), y
desde  ese punto de  vista  se puede  entender que  él  creía huir de  la presencia de
Dios  (Jon  1:3);  pero  también  sabían,  especialmente  los  profetas,  que  el Creador
estaba en todas partes (Sal 139:7). Jonás mismo se reconoce servidor ―del Dios de
los cielos, que hizo el mar y la tierra‖ (Jon 1:9). Jonás no huía tanto de Dios como
de su encargo: Estaba evadiendo su responsabilidad. Entonces comenzó a hundir-
se. Con el viaje a Jope, ciudad portuaria, empezó a des-
cender. Luego a la panza del barco; a las profundidades
del mar y por último a la barriga del pez. Esta escena es
la más intensa del libro. Aquí hay una analogía con Cris-
to: Jonás llegó tan abajo en su descenso que experimen-
tó  la  sensación de  la muerte;  él  estuvo  en  el Seol  (Jon
2:2). Por eso el Mesías se  refiere a ―la señal del profeta
Jonás‖, autenticando así este  relato  (Mat 12:39-40).  Jo-
nás estuvo en el reino de la muerte y fue sacado de allí en un claro anuncio de la
resurrección (Jon 2:4,6). 
El Mesías hizo el mismo tránsito para vencer definitivamente a la muerte: Estuvo
en sus entrañas, pero el Seol no pudo retenerlo. Descendió solo para anunciarles
su  triunfo  a  los  ángeles  caídos  (1 Ped  3:19-20). El  profeta  desciende  y  siente  el
poder abrumador del Todopoderoso: ―Todas  tus ondas y  tus olas pasaron sobre
mí‖ (Jon 2:3). Ya David había dicho algo semejante (Sal 42:7); pero otros, como   Jeremías y Pablo, dijeron  esto de algún modo. Esa es la expresión de los que lle-
van en su cuerpo las marcas de Dios.
En la oración del profeta descubrimos todo un proceso espiritual, cuyo ciclo com-
pleto se describe en  la primera  frase: ―Invoqué en mi angustia a  Jehová, y él me
oyó‖ (Jon 2:2). Comienza con un grito desgarrador; luego el vislumbre de esperan-
za a través del Espíritu, y aún después, la lección aprendida: ―Los que siguen vani-
dades  ilusorias,  su misericordia  abandonan‖  (Jon  2:8). Eso  es  lo que  sienten  los
que tienen un contacto con el Creador, a través de las situaciones extremas y de la
oración; sienten que  todo es  ilusorio, pasajero, pues experimentan  lo que de ver-
dad importa: la aprobación de Dios. 
Jonás había sido alcanzado por la misericordia del Altísimo; por tanto sabía que el
Creador podía perdonar a los asirios, y él no quería que eso sucediera. Los asirios
eran enemigos de los israelitas. La potencia asiria, cuya capital era Nínive, era muy
cruel con  los pueblos que conquistaba; hay  tablillas que  registran hechos  tan ho-
rrendos como que desollaban vivos a  sus prisioneros. Jonás albergaba la esperan-
za de que Jehová los exterminara por sus pecados, antes de que aquellos paganos
temibles exterminaran a  los  judíos. Por eso no quería predicarles, para evitar que
se arrepintieran y recibieran perdón (Jon 4:2). 
A pesar de ir en contra de su voluntad, al predicar en Nínive, Jonás tipifica la tarea
de llevar el evangelio al mundo. Dios no anunciaba su destrucción para amedren-
tarlos, para disfrutar de sus caras de terror; sino para que se arrepintieran y se sal-
varan. De igual modo no quiere la destrucción de los pecadores hoy, sino que pro-
cedan  al  arrepentimiento. Cuando nosotros no predicamos  a  toda  criatura,  esta-
mos huyendo de la voluntad del Creador. No importa si ellos son los que nos per-
seguirán en la tribulación.
Cansado, el profeta se acomoda en un  lugar en  las afueras de Nínive para ver el
desenlace.  Aún  abriga  la  esperanza  de  que  el  Todopoderoso  destruya  a  esos
enemigos de  su pueblo. El calor  lo  fatiga  y,  en  el  colmo de  su decepción,  Jonás
desea  la muerte. Este  cansancio  y deseo de morir no venía de  la  tarea dada por
Dios, sino de su misma desobediencia, de su obstinación; por eso el Señor le recri-
mina así: ―¿Haces tú bien en enojarte tanto?‖ (Jon 4:4). De la misma forma, el has-
tío que a veces nos  llena, el cansancio de  la vida, no viene de  la encomienda que
Cristo nos ha dado, sino de no hacer su voluntad, de oír su voz y de no hacer  lo 
que nos dice. La mayoría de las veces que sentimos la vida como una carga es por-
que nosotros mismos nos hemos buscado esa situación.
La calabacera nos muestra que las cosas más insignificantes que suceden a nuestro  alrededor son dispuestas por el Padre Celestial. ¿Cómo iba a imaginarse Jonás que
aquella plantita y aquel gusano, cumplían un propósito en su vida? Comúnmente
nosotros, como Jonás, no   vemos en los sucesos y en las cosas más que capricho-
sas adversidades; aunque sabemos que a  los que aman a Dios,  todas  las cosas  les
ayudan a bien (Rom 8:28).


 Mi experiencia de hoy

Por el miembro de la Brigada de luz Orlando Pimienta. 

Cada día, al despertar, analizamos o recordamos las actividades que nos corres-
ponde hacer en ese período de tiempo que media entre el levantarse y el acostarse. 
Para  algunos  son ocho horas, doce o dieciséis para otros,  y,  en  el  caso nuestro,
deben  ser  usadas  con  tino  y  empleadas  siempre  con  el  propósito  de  andar  con
Dios.
Digo  todo  esto  porque  una  mañana, después de orar, vino a mí
una frase: LA LÍNEA RECTA;  CAMINA POR LA LÍNEA REC-
TA.  Al  día  siguiente  estuve  libre en mi trabajo y decidí salir a la
calle para hacer unas compras y  resolver  algunos  asuntos.  Ya  en  la
acera recordé la frase de la línea  recta  y  caminé  siempre  siguiendo
una de las líneas trazadas en el pavimento. Para sorpresa mía no tuve que  abando-
nar  la marca en ningún momento, no hubo ningún obstáculo en el camino, algo
tan frecuente en nuestras calles.
Al regresar medité mucho sobre la similitud que hay entre el avanzar por los cami-
nos de la vida, en línea recta, y lo que me había sucedido. La senda de Cristo tiene
obstáculos; pero al enfrentarnos a ellos, el mismo Señor nos lleva en sus brazos. Y
lo más trascendente es que este es el único camino que conduce al Cielo. 
Demos gracias a Dios porque Él está siempre al lado de los que le aman, tanto en
la alegría como en la adversidad, en los grandes momentos y en nuestras mayores
tristezas.

Y derramaré de mi Espíritu...
 

El día 14 de mayo fueron celebrados cultos de oración en espera de la promesa del Espíritu Santo, en La Lisa. Por la gracia de Dios 17 hermanos fueron bautizados con poder de lo alto. A continuación publicamos los mensajes dados por el Espíritu en otras lenguas, interpretados por el obispo Onésimo Rodríguez y varios superintendentes de la iglesia:


Obispo Onésimo Rodríguez:
Antonia Hernández 
Mi amor y mi   perdón hoy los deposito
en Antonia. Ella es anciana, pero aun en
la  vejez  estará  vigorosa  y  fuerte,  para
que me sirva y dé  testimonio de mi po-
der  en  ella. Yo  la he bendecido  y  la he
santificado. Es mi ungida, recíbela. 
 

Amarilis Rodríguez 
Paz,  paz,  cuan  dulce  paz,  hoy  ha  sido
premiada con  lo más preciado del fruto
de mi Espíritu. Mi pueblo hoy se goza al
saber  que  ella  también  es mi  hija,  y  un
instrumento  de  mi  paz  para  dar  este
testimonio  al mundo  con  la  llenura  de
mi  poder. Alaben mi  nombre  grande  y
tremendo. Amén.

 


Superintendente Elías Cruz:
Xiomara Meudy
Xiomara,  has  peleado  la  buena batalla
y has vencido, hoy  te  equipo  con  esta
bendición  para  que  también  seas  ven-
cedora en  la batalla  futura, sé  fiel por-
que  Yo  siempre  permanezco  fiel,  y
estaré contigo. Aleluya.


Superintendente Humberto Delfino:
David Galá
¿Por qué gastar tu tiempo en cosas que
no aprovechan? El tiempo de mi veni-
da  está  cerca,  la  puerta  de mi miseri-
cordia aún está abierta para todos, con
mano extendida te he sostenido. Entra
en el gozo de tu Señor. Amén.  


Loida Falcón 
Del interior de tu corazón me hablaste;
con tus oraciones llegaste al trono de la
gracia y esta se derramó sobre ti. En tu
madurez te recibo.
Hay  fiesta    en  las  alturas  porque  otra
pecadora  fue alcanzada por el perdón.
Loida,  no  temas  al  futuro,  déjalo  en
mis manos; porque si me eres fiel, vivi-
rás  siempre  en  la  tierra  de  Gosén.
Amén. 

 
Marino Moreno
Marino,  ya  tus  pecados  los  he  olvida-
do,  y  los  arrojé  en  lo  profundo  de  la
mar. Mi amor por ti ha sido de siempre
y te he guardado hasta hoy. Vive feliz y
seguro,  porque  yo  soy  tu  compañero
también en el tiempo de tu vejez, cuan-
do  tus  fuerzas  flaquean.  Ve  en  paz,
hombre de bien.
 


Pablo Bejerano
Yo examino el corazón. La nobleza y  la
sencillez galardono con mi Espíritu; mas
al soberbio miro de  lejos. Te estoy dan-
do  de mi Espíritu porque  con  sencillez
has  buscado mi  rostro. Mantén  tus  pa-
sos por la senda de la santidad, para que
puedas estar conmigo. Amén. 

 

Superintendente Sergio González:

Hailén Guilarte 
Flautas,  tamboriles,  arpas,  salterios,
cuerdas  y    címbalos  acompañaron  tu
alabanza  junto  a  la  orquesta  celestial.
Hoy  me  han  alabado  en  mi  santuario,
hoy bocinas y trompetas han glorificado
mi nombre. Me necesitabas y ya estoy a
tu lado. Hailén, hija mía, que tus labios y
manos  perfeccionen  mi  alabanza  en  la
tierra. Te  amo,  ¿lo dudas? Confía  en  el
Dios  de  tus  padres  y  camina  segura,
porque Jehová lo ha dicho. Amén. 


 José Raúl Tamayo :
Yo  te  amo  y  te  he  bendecido  para  que
me  sirvas en  fidelidad a mi palabra. No
descuides  el  don  que  hoy  pongo  en  ti;
pues si me eres fiel te usaré. Testifica de
Mí  donde  quiera  que  estés,  levantando
mi  Nombre  en  alto;  pues  Yo  vengo
pronto  y  galardonaré  a  los que  son  fie-
les. Aleluya, Amén. 

 
Yorkenis Rivero
Yo  soy  el  que  soy  y  hago  con  lo  mío
como Yo quiero; por eso lo he quebran-
tado todo para que conozca  de  mi po-
der,  con  el  cuál,  si me  es  fiel,  le  usaré
como  instrumento  para  mi  gloria.  Mi
poder  en  él  se  ha manifestado  a  través
de  su  transformación. Decláralo,  es mi
ungido.


Abner Silverio
Yo soy tu Padre y he venido a ti de nue-
vo  para  restaurarte.  No  más  descuidos
con  mi  Espíritu;  es  tiempo  de  velar  y
orar para no entrar en tentación. La obe-
diencia es muestra de un hijo verdadero
que ama al que lo ha engendrado. Sé fiel
y siempre estaré contigo. 

 

Superintendente Humberto Delfino
Sunilda Rodríguez
Canción de  los  redimidos; canta y alaba
a  tu  Dios,  hazlo  al  amanecer,  hazlo  al
atardecer, y en la noche tranquila alaba a
tu Dios. La alabanza es un  lenguaje que
entiendo Yo. Los  ángeles me  alaban  en
el cielo y quiero que mis hijos me alaben
en la tierra. Ella es una partícula terrenal
limpiada y preparada para morada celes-
tial. Amén.
 

Magalis Abad
Lágrimas,  muchas  lágrimas  genera  la
ausencia de temor a mis preceptos; pero
te perdono y engrandezco mi misericor-
dia  sobre  ti,  para  llenar  tu  corazón  de
paz. Los  tiempos que vive el mundo  se-
ñalan  mi pronto regreso a la tierra. Igle-
sia:  preparaos;  el  fin  de  los  tiempos  es
inminente y es hora de olvidar rencores y
dar paso al perdón. Todavía hay tiempo,
prepárense. Amén y Amén. 

 

 Bárbaro Cutiño
Descuidos,  muchos  descuidos  te  han
llevado  a  flaquear,  pero  busca  en Mí  tu
fortaleza,  busca  siempre  mi  rostro.
Acuérdate  de  mis  maravillas  para  que
vivas en seguridad. Hoy te he pastoreado
en pastos delicados y   te di a beber agua
que salta para vida   eterna. Fortalece  tus
pasos  y  cree  en  mis  promesas,  porque
otra  vez mi  sangre  te  limpia. Te  recibo;
pero no peques más.


Superintendente Elías O. Cruz 
Erminia Rodríguez
Yo  estoy  en  el  silbo  apacible  y  me  he
manifestado  en  ti  con  mi  poder.  He
puesto en  tu boca un cántico de alaban-
zas  para  que  testifiques  al mundo  de  la
grandeza  que  he  hecho  contigo.  Habla,
predica, no calles; porque vengo a buscar
un  pueblo  que  me  ame  y  guarde  mis
mandamientos. Bendecida. Aleluya. 
  

Miladis Martínez
Un corazón contrito y humillado no des-
preciaré. Vive en santidad sin  la cual na-
die verá mi rostro. Yo amo a los de cora-
zones  limpios  y  manos  puras;  de  esta
manera  sírveme  siempre  y no  faltará mi
bendición  en  ti. Hija,  confía  siempre  en
Mí. Tu vida estará firme. Amén.  


¿Qué sucede con la raza humana?

Por el Supervisor Ramón Pastor Verdecia Labrada

La ciencia se multiplica, y moderniza el modo de vida de la humanidad (Dan 12:4).
Y mientras esto sucede con la ciencia,. la raza humana se torna cada vez más irra-
cional, perdiendo todo vestigio de sentimientos nobles y degradándose moralmen-
te  (Gen 6:5-7).   En uno de mis  tantos debates  con defensores de  la  teoría de  la
evolución, le respondí a mi interlocutor: Según lo que yo puedo apreciar, en vez de
evolucionar, el hombre se vuelve más animal día por día.
Jesús  les dijo a sus discípulos que averiguaban por  las señales de  los  tiempos del
fin: Será como en los días de Noé (Mat 24:37). Es decir, que el Señor afirmó que la
humanidad  retrocedería  en  su  comportamiento.  ¿Cómo  fueron  esos  días?  Pues
fueron tal como son ahora: impera la violencia, el odio, la ambición, la mentira y el
engaño,  la traición,  la concupiscencia,  la apostasía… Se desvanecen  la seriedad,  la
honradez, el respeto…, todo lo que hacen del hombre un ser ―evolucionado‖, civi-
lizado. Si juzgamos al hombre por la forma de vestir, entonces parece que estamos  volviendo a la edad de piedra, donde las personas andaban con casi todo el cuerpo
descubierto. Definitivamente no creo que el conocimiento haya  traído evolución
moral, sino involución, dando cumplimiento a todo lo que está escrito en la Pala-
bra de Dios. 
En medio de este vertiginoso descenso, los cristianos estamos llamados a resplan-
decer como luz en la oscuridad (Mat 5:14-16). Somos la sal de la tierra (Mat 5:13),
es decir, lo único que hace que este mundo tenga sabor para Dios, lo único agra-
dable a su gusto.


  ISHA
                           
  Por    el  Dr.  Sergio   González 

En honor a todas las mujeres.

Hablar  de mujer,  es  hablar  de  eterna  poesía. 
La  vida  llegó  a  su pináculo,  fue mejor  y más
placentera,  cuando  apareció  ese  ser  dulce  y
amargo,  delicado  y  tormentoso,  apacible  y         
volcánico, nombrada varona por el Creador.
La  belleza  extraordinaria  de  la  Creación,  el
virginal  esplendor  del  huerto  de Edén,  entre
cuatro  grandes  ríos,  la    imponente  fauna  de
intensos  colores,  nombrada  por  el  primer
hombre, no fueron capaces de hacerle compa-
ñía  a  la  criatura  que  Dios  creó  y  nombró
Adam. Definitivamente, la Palabra lo describe como solo… Así eran las cosas en
la semana de la creación, cuando, sin poder entenderlo, le vino al varón un sueño
profundo. Entonces  se  obró  un milagro más,  porque  a  su  despertar,  fascinado
ante  la visión, se robusteció  la existencia del patriarca. Del costado de  Is, de una
de sus costillas, fue sacada Isha. Digámoslo de otra manera, en hebreo Is, significa
varón, e Isha, mujer. Y Dios tomó un trocito de su carne del hombre, y de su hue-
so, conformando el ser más bello y extraordinario de la Creación. 
El Dr. Matthew Henry,  prestigioso  comentarista  bíblico,  escribió  sobre  aquella
primera dama un pensamiento que lo recojo por su certeza y perspicacia: “…Ella
no fue sacada de su cabeza para gobernarle, ni de sus pies para ser pisotea-
da por él, sino de su costado para ser igual a él, debajo de su brazo para ser
protegida, y cerca de su corazón para ser amada…”

 Y entre textos hermosos sobre el ser a quien más cuartillas han dedicado los escri-
tores del mundo,  años  atrás,  leyendo  ―Alma de mujer‖,  escrito por M. Morgan,
encontré  que  nos  dice:  “…Nada más  contradictorio  que  ser mujer…Mujer
que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor…Que
vive un millón de emociones en un solo día, y transmite cada una de ellas
en una  sola mirada…Que  vive buscando  la perfección  y  vive  tratando de
buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama… que hospeda
en el vientre otras almas, da a luz y después queda ciega, delante de la be-
lleza de  los hijos que engendró… que da  las alas y enseña a volar pero no
quiere ver partir a los pájaros, aun sabiendo que no le pertenecen… que se
arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba más esos deta-
lles… que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los dolores que
siente en el alma, solo para que nadie  lo note… Y aún  tiene  fuerzas, para
dar consuelo a quien se acerca a  llorar sobre su hombro…  !!!Feliz el hom-
bre que tan solo por un día, sepa entender el alma de la mujer!!!
Pero vayamos al libro de Génesis y comentemos de aquel momento sorprendente
para  la  humanidad. Génesis  1:26-28  dice:  ―…Y dijo Dios: ¡Hagamos al hombre a nues-
tra imagen, conforme a nuestra semejanza! ¡Y señoree en los peces de la  mar, y en las aves de los
cielos, y en las bestias y en  toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando  sobre la tie-
rra!
Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió. Varón y hembra los crió.
Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid  la tierra y sojuzgadla. Y
señoread en los peces de la  mar, y en  las aves de los cielos, y en  todas las bestias que se mueven
sobre la tierra…".
Hurgando y haciendo exégesis de este texto, llegamos a algunas conclusiones que
quizá puedan no ser bien recibidas y comprendidas por algunos. Sin embargo, los
análisis interpretativos trascienden la incomprensión o la intolerancia.
Primeramente podemos decir, que  la designación del  término  ―hombre‖  es  algo
genérico para ―seres humanos‖; definitivamente esto  incluye tanto al hombre co-
mo a la mujer. Si Ud. deseara apreciar más claramente lo que el tema expone, ape-
nas remítase al texto de Génesis 5:2 que nos dice: ―…Varón y hembra los crió; y
los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adam, el día en que fueron criados…‖
Algunas veces he preguntado  en mis  conferencias  familiares por distintos países
del mundo, si los hermanos se han dado cuenta de este detalle, y muchos lectores
de la Palabra ignoran este detalle, que Dios les llamó a ambos Adam. Si Ud. tam-
bién aplica en esta categoría, y no lo había notado, no se asombre, pues Adam, es
Eva también. Es bueno acotar que a los dos les es asignada la tarea de señorear la
tierra. Es  por  eso  que  el  verbo  en  hebreo  está  en  plural:  ―tengan  potestad‖. La
mujer no formaba parte de la creación  sobre la  cual el hombre  iba a  tener domi- nio. Ambos son igualmente autorizados por Dios, para actuar como señoreadores
de  la tierra. Y algo muy  importante para que tengan en cuenta  los defensores del
machismo a ultranza, en este texto, porque puede apreciarse  que tanto el hombre
como la mujer son portadores de la imagen de Dios, por lo que lo femenino refle-
ja también su  imagen de  igual manera que  lo masculino. No me considero un fe-
minista, pero sí puedo apreciar en toda su extensión  los errores que se comenten
cuando hablamos de interpretar en la Biblia, el tema de la mujer. Algo que durante
siglos  ha  sido motivo  de  debate,  es  el  argumento  de  que Eva  fue  creada  como
―ayuda idónea” para el hombre, y que ese concepto implica subordinación a él.
Por el bien de quienes no lo han comprendido con exactitud, llega la oportunidad
de analizar  la palabra “ayuda”, y que esta pueda entenderse plenamente. Ayuda
aparece 21 veces en el Antiguo Testamento, y se usa generalmente para referirse a
Dios, cuando se encuentra ocupado en actividades de socorro, alivio, con-
suelo o redención entre su pueblo. Cito algunos ejemplos: Ex.18:4: “…
Y el otro
se llamaba Eliezer, porque dijo, El Dios de mi padre me ayudó, y me libró del cuchillo de Fa-raón…”
Deut.33:7“…Y  esta  bendición  para  Judá. Dijo  así:
Oye, oh Jehová,  la voz de Judá, Y  llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten, Y tú seas ayuda contra sus enemi-
gos…”, ver.26“…No hay como el Dios de Jeshurun,
montado sobre los cielos para tu ayuda, y sobre las nu-
bes  con  su  grandeza…”,  ver.29“…

Bienaventurado tú, oh Israel, ¿quién  como  tú, pueblo  salvo por Jehová,
escudo de tu socorro, y espada de tu excelencia? Así que
tus  enemigos  serán  humillados,  y  tú  hollarás  sobre  sus   
alturas…” Si  el  término ayuda  implica necesa-
riamente  subordinación,  en  ese  caso Dios  se
subordina a  los seres humanos y esto es  impo-
sible. 
Por lo tanto, sacar de la palabra ayuda, referida
a Eva,  el  sentido de una persona  subordinada,
contradice su uso constante en el Antiguo Testamento.
Por otra parte, el  término hebreo ―knegdwo‖, que en español  traducimos como
―idónea‖, en el original está formado por dos preposiciones y un pronombre. La
primera  preposición  significa  “igual,  como”.  La  segunda  se  detalla  como
“enfrente”, en el sentido de uno que está en  la presencia de otro como un  igual.
Por lo tanto, Eva  sería  como Adam,  de  la misma  clase  y  especie,  alguien
igual  a  él.  La Septuaginta, en el versículo 18, usa la preposición “kata‖ que im-
plica una comparación entre iguales, es decir, alguien  colocado  en  otro lugar,  ocupando la misma posición.
En el versículo 20, esta versión de las Sagradas Escrituras, justo la que se  leía en
los  tiempos  del  Señor  Jesús,  usa  la  palabra  ―homoios‖,  que  significa  ―igual  en
fuerza‖, ―del mismo rango‖. Más claro resulta difícil explicarlo.
Por lo tanto, el hecho de que en español u otras lenguas, la expresión ayuda idó-
nea pueda hacer referencia a personas subordinadas, no debe hacernos caer en un
error  exegético  al  tratar de  imponer  al  texto, nuestro propio pensamiento. Ade-
más,  la  creación de Eva no  tuvo  como objetivo principal  resolver  la  soledad de
Adam. En realidad respondía a una necesidad  derivada de la misma naturaleza de
Dios:  lo  femenino  como  ya  se dijo  anteriormente,  era  también un  aspecto de  la
Imagen de Dios, por  eso  cuando  en Gén 1:26  se nos narra  la  solemne decisión
divina de crear al género humano, la mujer ya formaba parte de ese plan.
Pablo escribió que: “…la mujer es gloria del varón”; porque si el hombre es la cabeza,
la mujer es  la corona que concede honor a  la cabeza. En el plan original de Dios
estaba que los dos fueran una sola carne para toda la vida, con iguales derechos y
privilegios. Solo nos queda decir, que después del pecado original, algunas cosas
cambiaron, pero no todas, y daremos algunos detalles en extremo sorprendentes,
mencionados en el radicalismo de la Historia hebrea.
Se pueden apreciar  las posiciones de avanzada y liderazgo que asumieron mujeres,
tanto en la vida religiosa, como en la civil y familiar.
El Antiguo Testamento al respecto es incisivo, y  vemos nada menos que a Dios,
diciéndole a Abraham que, en contra de  lo que era su opinión, hiciera caso de  lo
que Sara le decía en cuanto a su hijo Ismael. Sencillamente Dios le decía: Obedé-
cela, esa es mi orden.
Otra situación  incongruente para  la época,  la  tenemos con  los padres de Sansón.
Cuando el Ángel del Señor se aparece para anunciar el nacimiento de un niño ex-
traordinario, un nazareo de Dios que  liberaría  al pueblo de  Israel, no  lo hace  al
padre, sino a  la madre. ¿Por qué Dios no transmitió un mensaje tan importante al
que se suponía era el líder espiritual de la familia? A lo largo del diálogo, se aprecia
que Manoa era el menos preparado de los dos, tanto a nivel de conocimiento, co-
mo de madurez  espiritual y  es por eso que Dios  se dirige a ella, que era la mejor
preparada para asumir dicho mensaje. Él, nuestro Padre, rompe los esquemas que
los hombres de mente finita nos trazamos.
Entre  los profetas de Dios  se cita a María,  la hermana de Moisés y Aarón, que
desde niña manifestó valor y confianza en Dios al  salvar a  su hermano, y  lograr
que la propia madre lo criara. Líder en la adoración después que el ejército de Fa-
raón fuera destruido, ella tenía un don especial como líder musical y profetiza. Su
jerarquía fue ratificada por Dios sobre Israel, junto con Moisés y Aarón, según  leemos  en  el  libro  del  profeta Miqueas muchos  años  después  “…Porque yo te hice
subir de la tierra de Egipto, y de la casa de siervos te redimí; y envié delante de ti a Moisés, y a
Aarón, y a María…”.  Ella estaba entre los tres grandes.
Y entre estas tremendas mujeres hay lugar también para Débora, profetisa y jueza.
Ella era una mujer casada, esposa de Lapidot. Para ese entonces el pueblo de Israel
estaba haciendo frente a  tres clases de dificultades: desintegración religiosa, derrota mili-
tar y falta de liderazgo político adecuado para resolver sus problemas. Es  apenas  creíble  para
algunos que la respuesta de Dios al clamor de su pueblo en una sociedad patriar-
cal, fuese una mujer. Pero, ¡qué clase de mujer sería, que Barac dijo que solo con
ella  al  lado  iría  a  la  batalla!;  ¡tremendo  liderazgo! Como  profetisa  ella  asumió  el
patrimonio  espiritual,  y  como  jueza  ejerció  el  poder  político  y  judicial.  Bajo  su
mandato el pueblo de Israel gozó de años de paz bajo el símbolo de las palmeras
en Jericó.
Otra de  las mujeres descollantes, al menos desde mi punto de vista,  fue Abigail. 
Se  trata de  la hermosa y prudente esposa de un  torpe hacendado  llamado Nabal.
En el relato no se presenta como algo reprobable la actuación de Abigail, contravi-
niendo las órdenes de su marido. Ella asumió un reto, y no reprendió la torpeza de
su esposo, sino que se esforzó por encontrar la solución para el mal que se aveci-
naba a su casa. Horas después, cuando el prófugo de Saúl se arrepintió de lo que
iba a realizar, entonces ella le comentó a su necio esposo el mal que venía sobre él 
por  la  acción  cometida. David vio  en  ella  la mano de Dios.  Junto  a  su hermosa
figura, apreció además su sabio razonamiento y los obsequios para su tropa; estas
cosas hicieron posible que a la muerte del hombre del Carmel, el futuro rey la lla-
mara y la convirtiera en su esposa.
Y entre mujeres destaca por méritos propios, Hulda, la profetisa.  Cuando se ha-
bla de ella, se menciona que ejerció su ministerio durante el reinado de Josías. Esta
mujer fue usada por Dios para enseñar su voluntad a un rey, a un Sumo Sacerdote
y a todo un pueblo. Promovió   una reforma religiosa de gran alcance, digamos  la
más moral  y  espiritual que  se hubiera  visto hasta  ese momento, provocando un
arrepentimiento  y  avivamiento  como  resultado  de  su  trabajo.  Y  aunque  resulte
extraño, fue muy cierto ver a un rey consultando a Dios a través de una dama.
Y es imposible tratar este asunto sin que resulte destacada sobremanera, la hermo-
sísima Hadasa, la Ester del linaje de Benjamín, huérfana de padres, y deportada
de su pueblo, que llegó a ser reina del Imperio Persa. Con gran valentía y astucia
salvó a los judíos de un desastre, y esto la convirtió en heroína de su pueblo, en
una hora de crisis mundial para los judíos. Esta reina se distingue sobre todo por
su obediencia, humildad, simpatía, y preocupación por el bienestar de sus seme-
jantes. Su valor, diplomacia, fe, su dureza contra los perversos, y su firme compro-
miso con los necesitados  y  perseguidos,  la convirtieron  en  un  símbolo,  en  un  ejemplo a seguir.  Sin embargo,  históricamente la exégesis bíblica  sobre el  tema
de  las  relaciones  hombre-mujer  ha  sido  exclusivamente  jerárquica.  Solamente  a
partir de las últimas generaciones, un número importante de exégetas han mante-
nido que  las  Sagradas Escrituras  enseñan  igualdad  y  sumisión mutua,  en
vez  de  jerarquía  entre  los  dos  sexos. ¿Se debe considerar que el abandono de
una  interpretación  tradicionalista  significa  al mismo  tiempo  un  abandono  de  la
autoridad bíblica? Creo en lo personal que no, pues Jesús lo enseñó así.
En los tiempos de Jesús existía  un fuerte "anti- feminismo", originado por la pre-
sión de los escribas y los sacerdotes, ellos oraban así: Te  alabo Dios, porque no
me  hiciste  gentil;  te  alabo Dios,  porque  no me  hiciste  esclavo;  te  alabo
Dios, porque no me hiciste mujer.
Sobre esto debo decir que había dos escuelas de pensamiento rabínicas: La sham-
may, que era muy  rigurosa y  solo permitía el divorcio por adulterio; y  la Hillel,
que permitía un divorcio fácil, lo cual empeoraba la situación de las mujeres. En el
terreno de  lo religioso, a  las mujeres no se  les enseñaba  la Torah, tampoco se  les
enseñaba a leer ni a escribir.  Ellos decían que "Quien  le  enseña  la Torah  a  su
hija le enseña el libertinaje, porque hará mal uso de lo que ha aprendido". A
la hora de la adoración, la mujer no entraba al templo, se quedaba en el área desti-
nada a  los gentiles, quince escalones más abajo que otros  lugares. Había un des-
precio  total hacia  ellas. A  las  sinagogas  se  les permitía  entrar, pero no  contaban
para nada. Se necesitaba  la presencia mínima de diez hombres para Iniciar
el  culto,  aunque  hubiera  cincuenta mujeres. Si se aplicara esta normativa en
los tiempos presentes, al menos en nuestra organización, muchos de nuestros cul-
tos  tardarían  en  iniciarse,  o  no  podrían  realizarse;  pues  generalmente  las  damas
son las que llenan nuestras bancas, y son las primeras en estar presentes en la ado-
ración con su dinamismo y devoción. Por eso, demos un poco de  justicia a esos
seres excepcionales que Dios nos regaló, y esforcémonos por comprender  la ver-
dadera grandeza de las Ishas de siempre. Y como de costumbre, me apoyaré en la
Biblia; ella es diáfana, y nos  regala citas para nuestra  reflexión. Mencionaré algu-
nas, pues hay muchos otros textos que harían demasiado extenso el temario.
Si  la muerte vino al mundo por  la acción de una mujer, así también  fue  la
mujer  quien  trajo  la  vida  y  la  salud: Gál. 4:4 “…
Mas venido el cumplimiento del
tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito a la ley, 
para que redimiese a los que
estaban debajo de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos…”
Y diré también que cuando vino el Salvador, mujeres se regocijaron con él
antes  que  hombres  o  ángeles. Luc. 1: 42 nos dice: “…Y exclamó a gran voz, y dijo:
Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre 
¿Y de dónde esto a mí, que la madre
de mi Señor venga a mí? 
Porque he aquí, como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la cria-
tura saltó de alegría en mi vientre.
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas  que le fueron dichas de parte del Señor.
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; 
Y
mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador, 
Porque ha mirado a la bajeza de su criada; Porque
he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 
Porque me ha hecho gran-
des cosas el Poderoso; Y santo es su nombre. 
Y su misericordia de generación a generación a los
que le temen…”
No he  leído  jamás en  la Palabra que ningún hombre diera a Jesucristo ni
un centavo; pero mujeres le seguían y le servían en sus haberes. 
Según Luc. 8:2,3 podemos leer: “…Y algunas mujeres que habían sido curadas de malos
espíritus  y de  enfermedades: María, que  se  llamaba Magdalena, de  la  cual habían  salido  siete
demonios, 
y Juana, mujer de Chuza, procurador de Herodes, y Susana, y otras muchas que  le
servían de sus haciendas…”
Me admira saber que en aquella sociedad compleja,  fue una mujer  la que
lavó los pies de Jesús con lágrimas, sin que este  la rechazara, dándole una
lección al anfitrión. El Dr. Lucas lo describe en el capítulo  7 “… Y he aquí una
mujer que había sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba a la mesa en casa de aquel
Fariseo, trajo un alabastro de ungüento, 
Y estando detrás a sus pies, comenzó llorando a regar
con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía
con el ungüento…”
Además    fue  una mujer  la  que  ungió  su  cuerpo  para  la    sepultura,  según
apreciamos en Juan 11:2 “…Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido
de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos: y la casa se llenó del
olor del ungüento…”
Cuando el valor escaseó y los hombres le abandonaron, fueron las mujeres
las que lloraron cuando él iba subiendo por la vía dolorosa hacia el  Calva-
rio. Lucas nos lo recuerda en el capítulo 23 “…Y le seguía una grande multitud de pue-
blo, y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban…”
Y  cuando  ninguno  de  los  que  le  acompañaron  durante  años  tenía  coraje
para  seguirle  al Calvario,  valientemente  fueron  las   mujeres  las que  lo  si-
guieron hasta la cruz. Mat. 27:55    
“…Y estaban allí muchas mujeres mirando de lejos,
las cuales habían seguido de Galilea a Jesús, sirviéndole…”
Y  cuando  fue  sepultado,  también  fueron  ellas    las  que  se  sentaron  en  la
tumba en solitario. Eso lo dice Mateo. “…Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una
sábana  limpia, 
Y  lo puso  en  su  sepulcro nuevo, que había  labrado  en  la peña: y  revuelta una
grande piedra a la puerta del sepulcro, se fue. 
Y estaban allí María Magdalena, y la otra Ma-
ría, sentadas delante del sepulcro…‖
Fueron también las mujeres quienes primero llegaron al sepulcro en la ma-
ñana de la resurrección, según la versión de Lucas “…Y el primer día de la semana,
muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo l as  drogas aromáticas  que  habían aparejado, y  algunas otras mujeres con ellas…”
Y mujeres fueron   también  las primeras que trajeron  la noticia a sus discí-
pulos de que Él se había levantado de los muertos, según el mismo autor “…
Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron
al sepulcro: Y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles,
los cuales dijeron que él vive.
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las
mujeres habían dicho; más a él no le vieron…”


CULTURA Y SOCIEDAD
Hora de buscar a Dios

 Por la miembro Liudmila Bárbara Díaz Matos. 

   Cada vez que se habla del Dios de amor, del Dios viviente, las personas se asombran;
muchos voltean para no escuchar la verdad y otros divagan en el pensamiento, y aun-
que en lo profundo de su ser quieran admitirlo, la necedad de sus almas no les permite
reconocer su existencia.  
Es preciso hoy escuchar la VERDAD, no voltear la mirada, ni ensordecer los oídos, y
mucho menos endurecer el corazón, hoy es preciso escudriñar las Escrituras, pues en
ellas se encuentra  el   camino a la salvación y la vida eterna. En Ro.15:13 dice: ―Y el
Dios de esperanza os llene de gozo y paz en creer, para que abundéis en esperanza por
el poder del Espíritu Santo‖. ―Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para
siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte‖ Sal.48:14. Por tanto, hoy es el día de
admitir, reconocer y entregarse a Dios, a ese ser de infinita misericordia, lleno de amor,
bondad, paz y, sobre todo, de vida. Hoy es el día de decir ―basta‖, es la hora de decir
―quiero darle un nuevo sentido a mi vida‖, ―quiero darle un significado a mis palabras
y a mis acciones‖, quiero que sea la:


HORA DE BUSCAR A DIOS

Cuando la vida pierde su brillo
Cuando el tiempo deja de existir
Cuando ya no queda esperanza
Cuando no hay deseo de vivir,
Es hora de buscar a Dios.

Cuando las flores no te impresionan
Cuando no ves la belleza 
de una mariposa al volar
Cuando no oyes música 
en el piar de un pájaro.

Cuando el arco iris no te hace pensar,
Es hora de buscar a Dios.

Cuando el alborear no te habla
Cuando el rayar del día no te 
hace sonreír
Cuando el cantar del gallo no te anima
Cuando el calor del sol 
no te hace sentir mejor ,
Es hora de buscar a Dios.
 Si te preguntas el por qué
Si buscas una explicación
Si la vida no tiene sentido
Si crees que nadie tiene razón,
Es hora de buscar a Dios.

Si el embarazo de una mujer 
no te dice nada
Si el nacimiento de un niño 
no te hace llorar
Si un "papá dame un beso" 
no te llega al alma
Si un nieto no te hace soñar,
Es hora de buscar a Dios.

Si el firmamento no te pasma
Si las estrellas no te deslumbran
Si la luna no te mira
Si el universo no te asombra,
Es hora de buscar a Dios.
―Los cielos cuentan  la gloria de Dios, y el  fir-
mamento anuncia la obra de sus manos‖. 
Sal 19:1.  

―…  ciertamente no  está  lejos de  cada uno de
nosotros. Porque en Él vivimos, y nos move-
mos, y somos…‖
Hech 17:27-28

Dios  es  todo  en  nuestras  vidas,  búscale  que
siempre  está  presto  para  que  le  encuentres;
llámale que te va a escuchar. Ora, que Él te va a
conceder lo que le pidas sabiamente. Alábale y,
principalmente, sírvele. 

―Esperad  en Él  en  todo  tiempo…  derramad
delante de Él vuestro corazón;  Dios es nuestro
refugio‖. Sal. 62:8.

De poco seso, nada.

Es verdad que somos muchos. Nuestro
gorjeo  es  fuerte  y  disonante.  La  gente
dice  que  nos  comemos  su  comida. Ni
siquiera  por  nuestro  atavío  modesto
nos  ganamos  alguna  simpatía.  Pero
puede creerme, que va a merecer la pe-
na que usted preste un poquito de aten-
ción  a  un  pícaro  gorrión  como  a  mí.
¿Usted  cree que no  soy nada de  extra-
ordinario? Oiga,  pero  si  de  su  especie
no hay menos que de  la nuestra. ¿Y de
veras  piensa  usted  que  todo  lo  que  es
muy  frecuente,  es  por  eso  ordinario?
¡Entonces  usted  mismo  también  sería
muy ordinario!  - Oh, perdone, ahora sí
que  he  sido  fresco. En  realidad  soy  un  gorrión molinero  bastante  educado. De
ninguna de las maneras quiero que me confundan con mi primo, el fresco y gordo
gorrión común. A mí me puede reconocer por el pecho gris y por la mancha negra
en las mejillas, de modo que no es difícil hacer la distinción. Nosotros nos mante-
nemos un poco más alejados de sus casas.
   ¡Creados para volar
Mi Creador  desde  un  principio me  construyó  como  «aparato  volador». Por  esta
razón  hasta  la más mínima parte  de mi  cuerpo  está  diseñada  para  el  vuelo. No
puedo comprender como  los hombres se atreven a afirmar que nosotros descen-
deríamos de los reptiles. Imagínese, ¡entonces los cocodrilos serían también nues-
tros parientes cercanos! Me quieren hacer creer que el primer gorrión ya vivió hace
50 millones  de  años. A mí  siempre me  da  la  impresión
que  con  la  cantidad  de  años  lo  que  pretenden  es
disimular la fabulosidad de estas opiniones. -
Pero,  dejemos  a  un  lado  lo  teórico  y
dediquémonos mejor  a  los  hechos.
De  esta  forma usted mismo podrá  juz-
gar. 
Los  materiales  que  constituyen mi  cuerpo
son  de  una  ligereza  asom- brosa.  Casi  todos  los
huesos  están  huecos  por  den- tro. De  esta ma-
nera  pueden  contener  aire,  siendo  ultraligeros y
al mismo tiempo resistentes. El esquele- to  com-
pleto de un pariente  lejano mío,  el  albatros,  pesa  solo
entre 120 y 150 gramos, a pesar de que mide más  de  un
metro  y  la  longitud  de  sus  alas  es  de  tres metros. El  peso  de
sus plumas es mayor que el de sus huesos. 
Si nuestros huesos estuviesen rellenos de  tuétano,  tal y como es el  caso
en los reptiles, entonces jamás podríamos volar. Además, nuestra pelvis,  a
diferencia  de  la  de  los  lagartos,  está  soldada  a  la  columna  vertebral.  Sola-
mente de esta forma, nuestro esqueleto obtiene esa rigidez y elasticidad absolu-
tamente necesarias para el cuerpo de un volador.
Un notable agujero
Un pequeño agujero en la articulación  del  primer hueso superior del ala es, en mi 
opinión, un detalle extraordinario. No es ni mucho menos un defecto, sino que a
través de este orificio pasa un tendón que une el pequeño músculo pectoral con el
lado superior de la articulación del hombro. Esto me permite levantar el ala, sin lo
cual no podría volar. Claro que si desciendo de  los reptiles, me pregunto, ¿quién
taladró el agujero en  la articulación de mi hombro y quién hilvanó el  tendón por
allí? Estos agujeros los buscará usted en vano en el cocodrilo. 
Una herramienta estupenda
Sí, no dude usted en mirarme más de cerca: ¿vé mi pico? Desde fuera parece insig-
nificante,  verdad? Pero es una herramienta maravillosa que me dio mi Creador;
ultraligero y, no obstante, apto para las más duras exigencias. Alguien ha calculado
que la córnea de mi pico tiene una longitud de rotura de aproximadamente 31 ki-
lómetros. Es decir, si usted pudiera fabricar de este material un alambre y sujetarlo
en alguna parte, éste tendría que tener una longitud  de  31  kilómetros hasta  
que  se  rompiera  de  donde  está  sujeto,  por  su  propio  peso. El material  que  los
hombres utilizan para la construcción de aviones solo tiene una longitud de rotura
de unos 18 kilómetros.

Mirando por los prismáticos
¿Hubiera sabido usted que mi cráneo entero pesa menos que mis dos globos ocu-
lares? Pero no  empiece usted  a  sacar  conclusiones maliciosas  con  respecto  a mi
cerebro de ave. Mis ojos son bastante mejores que los suyos. Las aves tenemos de
siete a ocho veces más células visuales por unidad de superficie que usted. De ahí
que en nuestro cerebro la imagen creada sea mucho más nítida. Si usted, por ejem-
plo, quisiera ver un objeto tal y como le percibe un ratonero, entonces tendría us-
ted que echar mano de unos prismáticos (8 x 30). Reconozco que mis ojos no son
tan  agudos,  pero  en  comparación  con  los  suyos,  salgo  ganando  con  creces. Un
biólogo describió nuestro ojo como una maravilla en construcción, función y efi-
cacia. Es uno de los órganos ópticos más perfectos entre los animales vertebrados.
Y tiene que ser así, porque aún en nuestro vuelo más veloz es imprescindible que
no se nos escape ningún detalle importante. 

La digestión es necesaria también
¿Qué dice usted? ¿Que Dios nos ha creado como tragones inútiles? Ah, mi Crea-
dor y yo no podemos tolerar tal insulto. ¿Acaso sabe usted lo que yo como? Claro,
¡ya me lo imaginaba yo! ¡El que menos idea tiene, es casi siempre el que más se las
da de  listo! Huy, perdón  - he  sido  fresco otra vez, pero  ¡usted  tampoco ha  sido
muy cortés que digamos!
En China mis parientes una vez casi  fueron exterminados, porque unos cuantos
listos pensaban que nosotros los gorriones molineros comíamos demasiado de su
arroz y mijo. Pero cuando ya casi habían destruido nuestra raza se dieron cuenta
que  los  insectos perjudiciales  en  sus  campos  se  habían  extendido  de  tal manera
que las pérdidas eran mayores que antes. Porque nuestro alimento son sobre todo
los animales pequeños que usted llama dañinos y que para nosotros son manjares:
el escarabajo de San Juan, hormigas aladas, larvas de la mariposa de la encina,  gor-
gojos del manzano, pulgones etc. 
Hablando de comida: ¿Sabe usted cómo funciona nuestra digestión? Pues es un
tema completamente natural, ¿no? Como usted ya sabe, en mí todo está diseñado
con miras al vuelo. Puesto que ingiero muchas proteínas con mi comida, me apa-
ño con un intestino excepcionalmente corto; no obstante, necesito jugos digesti-
vos muy fuertes. Mi Creador no quiso cargarme con inútiles restos digestivos por
largo tiempo innecesario, así que siempre me deshago de ellos lo más deprisa posi-
ble - frecuentemente volando, con lo cual he conseguido a veces «decorar» un po-
co su ropa. ¡Oh, perdone! –  Dicho sea de paso, mi constructor hizo otra cosa
genial cuando me creó. Y es que simplemente omitió la vejiga. Con eso pudo es-
trechar mi cuerpo por la parte de atrás dándole una forma aerodinámica y limitan do el peso. Mi orina en un 80 % se liga al ácido úrico que en el último tramo del
recto se cristaliza en forma de pasta blanca. Está todo bien pensado ¿verdad? 
A  parte  de  esto,  casi  todo  el  agua  necesaria  para  este proceso  de  evacuación  se
reintroduce al organismo. De esta manera raras veces tengo que «repostar» agua.

Catapulta y navaja
¿Tiene usted  aún un poco de paciencia? Observe una vez mis patas. No parece
que  tengan mucho de particular, y sin embargo hay en ellas escondida una cons-
trucción bastante  ingeniosa.  Si  es  verdad que  lo que usted ve  ahí  son  realmente
solo patas y dedos. El resto - tibia, rodilla y fémur - se oculta en el interior de mi
cuerpo. Y si usted tiene  la  impresión de que yo estoy derecho sobre mis patas,  la
verdad es que estoy con las rodillas dobladas, en cuclillas. Para usted esta postura
quizá sea incómoda, pero para mí no. Si yo de repente estiro mis rodillas, entonces
los músculos me  lanzan  como  una  catapulta  hacia  arriba,  y  empiezo  inmediata-
mente a usar mis alas. Durante el vuelo subo el «tren de aterrizaje» cómodamente
debajo de mis plumas y no le saco hasta el aterrizaje. Aquí también es muy eficaz
su suspensión sumamente elástica.
Quizá alguna vez se haya asombrado usted de que puedo permanecer durante ho-
ras sentado en una rama e incluso dormir en esta postura. Esto lo ha hecho posi-
ble mi Creador por medio de un mecanismo que hace que los dedos se ciñan a la
rama agarrándola. Todo un conjunto de tendones partiendo de los dedos está uni-
do con el músculo del muslo. Cuando me poso en una rama, mi peso solamente
hace que se tensen  los tendones y que  los dedos se encojan. Añadido a esto, hay
unos bultitos en una parte determinada del tendón. Cuando me poso, estos enca-
jan en los dientecitos que se encuentran precisamente en ese mismo lugar del tubo
de la vaina tendinosa, lo cual otra vez seguro que no es casualidad. Así los tendo-
nes permanecen tensados sin esfuerzo alguno y yo no me caigo del árbol.
En  las aves de patas  largas como  la cigüeña y  la garza, que a menudo  tienen que
estar de pie durante mucho tiempo, esta construcción es algo diferente. Ellas han
recibido  una  articulación  de  la  rodilla  especial  que  encaja  como  una  navaja. Así
pueden estar de pie durante horas.

¿Por qué ponemos huevos?
¿Por qué las aves no parimos nuestros polluelos como los mamíferos? ¿Qué pien-
sa usted? ¿No sabe? Pues imagínese, ¡cómo volaría yo como hembra encinta! ¿De
qué me  alimentaría durante  todo  ese período,  si  solo pudiera  arrastrarme por  el
suelo? El asunto de  los huevos es una  solución patente de nuestro Creador. Así
apenas me  entorpecen  al  volar. Pongo  los huevos  rápidamente uno  tras  el otro,
normalmente  en  un  intervalo  de  solo  24  horas. De  este modo  pronto  junto mi
nidada y puedo incubar los huevos todos a la vez. De esta manera las aves pode-
mos dar vida a varios pollos a la vez.
 El arte de empollar
Usted pensará seguramente que esto es una ocupación aburridísima. Eso es por-
que no tiene ni  idea de  lo difícil de este trabajo. ¿Acaso piensa usted que simple-
mente nos colocamos sobre  los huevos y esperamos a que hayan salido nuestros
pollos? ¿No sabe usted lo sensibles que son cuando se están desarrollando en los
huevos? Tiene que haber la temperatura precisa, es necesaria la humedad correcta
e incluso tiene que ser posible el libre intercambio de gases. Estas condiciones son
indispensables para que nuestros pollos no mueran antes de haber nacido.
Pero nuestro Creador ha tenido una idea genial y la ha realizado de este modo: Ya
antes de  empezar  a poner huevos  se me  cae  el plumón  en dos o  tres partes del
vientre. En su lugar me crece una piel mucho más gruesa que la anterior. Los va-
sos sanguíneos aumentan siete veces en número y son cinco veces más gruesos de
lo normal. Al mismo tiempo en las células de estas  «placas  incubatrices»
se  acumula mucho  líquido.  ¿Para  qué  todo  eso?  En cuanto toco con la
placa el huevo, el aviso de su  temperatura es  in- mediatamente  trans-
mitido  a mi  cerebro  intermedio. Desde  allí  o  bien  se  regula  di-
rectamente la temperatura del huevo o me doy  cuenta  cuándo  y  por
cuánto  tiempo  debo  interrumpir  la  incubación,  para que haya un po-
co de ventilación, y cuándo debo dar la vuelta  a los huevos. 
Los científicos aún desconocen por completo  cómo puede  llegar
esta información al cerebro intermedio y cómo pue- do  transmitir  informa-
ciones a mis pollos por medio de  la placa  incu- batriz. Pero, no obstan-
te, muchos afirman sin más ni  más, que esta capacidad
habría  evolucionado  progre- sivamente. Me  gustaría
preguntar a esta gente cómo  incubaron entonces mis           
antepasados  sus  huevos,  si  no  percibían  si  estaban
demasiado  calientes  o  dema- siado fríos.
Ah,  podría  contarle  tantas  cosas sobre mi excelen-
te  sistema  pulmonar,  el  milagro    del  vuelo,  la
genial  construcción  de  mis  plumas,  mis  ins-
trumentos de  navegación... Pero  lo  dejaré  para  mi
compañera la golondrina que lo hará bas- tante  mejor  que
yo.
Ahora me  gustaría  saber  una  cosa:  ¿Sigue  usted  creyendo  que  yo  desciendo  de
esos  bichos  que  se  arrastran  por  el  suelo?  -  No,  mi  Creador  no  se  llama
«Casualidad»   y  tampoco «Largo Tiempo». Mi  Creador  es  el  que  el  quinto  día 
mandó que las aves volaran sobre la tierra, y que las creó a todas según su especie.
Es Aquel que nos bendijo y  se goza  en nosotras. Soy un milagro  creado por  su
mano. ¡Usted también! ¿No deberíamos alabarle juntos?
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 Git Werner, Vanheiden Karl-Heinz; Wenn Tiere reden könnten (Si los animales pudieran ha-
blar...). CLV Christliche Literatur-Verbreitung, Bielefeld, Alemania 1998.








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