miércoles, 24 de julio de 2013

El sexto Mensajero


La columna del director
Ahora  estamos  en  pleno  verano;  el Creador  nos  ha  dado  días  soleados  y días de  intensas  lluvias. Los niños están de  vacaciones;  las  familias  se  van  a  las playas,  a  los  ríos  y a  lugares de descanso.  Corren  tiempos  de  dura  situación económica;  no  obstante,  luego  de  un largo  curso  escolar,  o  de  varios  meses de trabajo, vale la pena un esfuerzo para procurar relajamiento y diversión. Los cristianos  celebramos  la  alegría  de  vivir no  solo  en  el  verano,  sino  en  todas  las estaciones  y  cada  día.
El  gozo  es  fruto del  Espíritu  Santo;  es  parte  de  saberse hijo  del  Altísimo.  Creo  que  con  más razón  disfrutamos  de  la  vida  e  intentamos proporcionarles bienestar a quienes nos  rodean.  Aun  así  reconocemos  que estos meses  tienen  una  dinámica  especial,  al  menos  en  el  hemisferio  norte. Pero  esta  alegre  temporada  suele  verse opacada  por  trágicos  accidentes,  por episodios  violentos,  por  disgustos  que echan  a perder un día hermoso  y dejan amargos recuerdos.
Estas cosas ocurren porque donde no está el Padre Celestial no hay verdadera paz; porque  la mayoría de las personas no conciben la diversión si no hay alcohol, cigarrillos, comilonas  desmedidas,  música  incitante,  libertinaje sexual, etc. No son pocos los que ven en la religión cristiana un grillete que  les  tronchará  la libertad.
Al mirar nuestra vida  solo ven restricciones  y  disciplina  rigurosa.  Sin embargo,  ¡pocos  errores  son  tan  grandes  como  este!;  ¡ignoran  cuánta  dicha hay  en  nuestra manera  de  vivir! La Biblia  no  es  un manual  de  prohibiciones; es una guía para vivir mejor, más sanos, más  seguros,  más  felices.  Un  cristiano no  tiene  que  privarse  de  ningún  deseo, solo  que  sabe  enfocarlo  de  la  manera correcta. Lo  que  el mundo  llama  libertad es un engaño, una cadena que los  oprime.  Basta  con  recordar  la  terrible esclavitud  del  cigarro,  del  alcohol,  el juego,  la  pornografía.
Al  final,  quienes así  se  creen  libres,  comprueban  que  ya no  son  dueños  de  sí mismos,  y  en  los peores  casos  tocan  fondo  en  la  degradación moral,  se  arruinan  la  vida  y  se convierten en seres despreciables. No hay nada en el mundo mejor que lo que  el  Creador  nos  ha  dado;  por  eso dice el proverbio: ―Hijo mío, no tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar  con  ellos‖  (Prov  24:1). El  fundamento  de  nuestra  alegría  consiste  en saber  en  quién  hemos  creído.  Los  seguidores  del  Mesías  debemos  estar conscientes  del  privilegio  de  ser  sus escogidos y  seguir  el consejo de Pablo:―Regocijaos en el Señor siempre‖ (Filip 4:4).
Dedicamos  esta  edición  del Mensajero a confirmar a  los creyentes, a recordarles cuán dichosos somos de vivir la verdadera libertad: la libertad del pecado, y también con el sincero deseo de ayudar a los que son víctimas de las adicciones que  la  humanidad  ha  creado  para  su propia  perdición.  Esperamos  que  la revista contribuya con  la  felicidad de  la familia en estos meses de vacaciones. Este  verano  en  el  calendario  de  actividades  de  nuestra  iglesia,  tenemos  la convención nacional: una gran fiesta del pueblo  de  Dios  a  la  que  todos  están invitados.
En  agosto  nos  daremos  cita en  la  ciudad  de  Camagüey,  en  nuestro templo  de  convenciones  de  Palomino. Estas  reuniones  se  caracterizan  por  la fraternidad  y  la  armonía,  que  son  el sello del amor del Padre entre nosotros, y nos dan  idea de  cuán gloriosa  será  la reunión  definitiva  de  los  fieles,  en  el reino eterno. 
Superintendente Eliezer Simpson Jackson
Presidente de la iglesia en Cuba.

El  testimonio  que  transcribo  a  continuación me lo entregó, de puño y letra, un miembro de la comunidad conocida como Alcohólicos Anónimos, o Doble A  (AA),  fundada  en  el  año  1935  en Ohío,  Estados  Unidos,  por  dos  alcohólicos: el corredor de Bolsa de Wall Street William Griffith y el doctor Robert Holbrook Smith, conocidos en el mundo  de AA  como Bill W.  Y  el Dr. Bob.  Estos  dos  hombres  dejaron  de consumir  alcohol  luego  de  reconocer que  no  podían  remediar  su  situación sin  el  auxilio  de Dios.
La  comunidad que  fundaron  se  halla establecida  en  más  de 200  países y ha ayudado  a millares  de  personas  a  vencer  su  adicción. El  alcoholismo  está reconocido  como  una enfermedad  incurable, progresiva  y mortal. La persona  que  me  dio  este  testimonio lleva más de un año sin beber. A través de él y de una junta a la que me invitó, he conocido esta comunidad. Entré en el  salón  con  el  mayor  sigilo  posible porque  la  junta  ya  había  comenzado; no  tenía  la menor  idea  de  cómo  sería una  reunión  de  alcohólicos,  pero  el desarrollo  del  programa  me  sugería algo   que    llegué    a    entender      como un  orden   indispensable  para  garantizar la plena libertad.
Es  asombroso que  logren  una  fluidez  tan  natural, pues  esta  organización  no  tiene  jefes; eligen  a  un  coordinador  para  el  momento de  la  junta, que puede ser cualquiera  de  ellos.  Su  concepto  del  liderazgo es muy singular: solo puede ejercerse  mediante  el  servicio  (servir  el agua, el café, etc.). Los testimonios me sacaron  lágrimas. A  excepción  de  una psicóloga, un psiquiatra y yo, todos los que estaban allí eran alcohólicos; algunos cumplían su primer año sin beber, otros llegaban al segundo, y a unos y a otros  se  les  iba  a  entregar  diplomas.
También había allí veteranos que llevaban  casi  veinte  años  de  abstinencia. Para    fue  extremadamente  impactante  cada  palabra  de  personas  que sostenían  una  lucha  tan  tenaz,  pues sabemos que  si un  alcohólico  se da  el primer  trago  sufre una  recaída de  la que no se puede prever el final.  Me  entusiasmó la manera en que enfrentan  el  titánico esfuerzo,  lo  hacen bajo el  lema: ―Un día a la vez‖, o ―solo por veinticuatro  horas‖; es decir, no planifican la sobriedad por plazos  largos; para ellos  la  lucha no es para  el  futuro,  se  trata  solo  de  vencer hoy. Incluso los cristianos a veces olvidan que el Mesías nos invitó a vivir así.
Otro aspecto que me conmovió fue  la forma en que los aglutina su necesidad común;  es  como  si  se  aferraran  a  la unidad como a una  tabla de salvación; y  quizás  para  garantizar  esa  unidad, entre    ellos   no hay  jerarquías de ningún tipo.  De la puerta hacia adentro la   única  exigencia  se  traduce  como  el beneficio  común. En  el umbral  se dejan  los  títulos,  las posibilidades económicas,  la  raza, el sexo o cualquier otra categoría  que  divide  a  la  humanidad.
Con la misma intensidad hacen suya la responsabilidad  de  la  organización: donde quiera que alguien necesite ayuda  ellos  tienen  el  deber  de  dar  su mano.  Siempre  que  se  reúnen  repiten la oración de  la serenidad: ―Dios, concédenos serenidad para aceptar  las cosas  que  no  podemos  cambiar,  valor para cambiar  las que podemos, y sabiduría  para  reconocer  la  diferencia‖. A los  recién  ingresados  en  la comunidad les  respetan  la  idea  que  tienen  del Creador; pero una vez que ha ocurrido lo que  ellos  llaman  el despertar  espiritual  y  empieza  la  recuperación  física  y emocional, les dan a conocer al único y verdadero Dios;  pues  así  lo  concibieron los fundadores de este movimiento y  así  se  sigue  llevando  a  cabo. 
Para proteger  la  identidad  de  quienes  confiesan  los  desmanes cometidos  mientras padecían  la adicción, en sus publicaciones  solo  registran  nombres  sin apellidos y el área a donde pertenece el grupo.  Por  eso,  a  la  persona  que  nos entregó este  testimonio —cuya veracidad,  para mí,  está  fuera  de  duda—  la llamaremos Arnaldo C., área G, y esta es su historia: ―Quien  suscribe es alcohólico y pertenece  a  Doble  A.  Soy  especialista  en Construcción  Civil  y  fui  profesor  de esa  rama  en  un  instituto  politécnico. Me  dieron  una  educación  netamente materialista, basada en principios científicos. No obstante,  llegué  a practicar la religión conocida como Palo Monte,  de  la cual  saqué experiencias que consideré positivas.  ―Estuve  en  prisión  y  eso me  proporcionó algunos cambios en mi temperamento  y  en  la  forma  de  ver  la  vida.
Con  esas materias  obtuve mi  graduación en  la  “Universidad de  la calle”, y el mayor  rendimiento  lo  conseguí  en  la asignatura “alcoholismo”.  ¡Hermoso desastre biográfico! Sobra decir todo lo que  esto  causó  a  mi  familia  y  a  mis allegados. Así  transcurrió  lo que debió ser “la mejor etapa de mi vida‘. ―Hace algunos años, me encontraba en la  ciudad  de Matanzas  y  conseguí  regresar a La Habana en un camión cisterna de los que transportan combustible y que debía habilitar en Santa Cruz del  Norte,  con  destino  a  la  refinería Ñico López.
 Al  acercarnos al  lugar de carga, pero aún distantes del punto de control de la entrada, el chofer me dijo que pasara al camarote, porque el custodio  de  ese  día  era  un  “sangrón”  y  se pondría  “pesado”;  que  le  gustaba  abrir la  puerta  y  mirar  en  el  interior  de  la cabina. Cuando llegamos a la puerta yo estaba  escondido  en  el  camarote  del camión. El chofer esperó  la señal para entrar y una vez en el lugar indicado, el custodio se acercó a la pipa y le comunicó  que  la  carga  estaba  autorizada; pero que  la persona que viajaba con él debía bajar.
Esas palabras nos sorprendieron  mucho  porque  era  imposible que  me  hubiera  visto,  ni  siquiera abriendo  la  puerta,  lo  cual  no  había hecho. Sin objetar nada obedecí, mientras  el  custodio  entraba  en  la  garita. Enseguida  regresó  y  me  preguntó  si iba para La Habana. Como respuesta le    dije: ‗más o menos‘, y pensé: ‗si él sabe que  la  pipa  va  para  allá  ¿para  qué me hace  esa  pregunta?,  ¡¿será  estúpido?!‘.
A continuación me indicó que me acercara  y  que  tomara  café  si  quería. Me acerqué  un  poco  y  desde  su  asiento dijo,  sin  quitarme  los  ojos  de  arriba: ‗Te hice bajar porque tengo un mensaje para ti; tienes que deshacerte del espíritu  de  alcoholismo  que  te  posee‘. A  lo que  yo  respondí  en  tono  jaranero: ‗Pariente, yo no tomo ni agua, para no oxidarme‘;  pero  él,  con  tono  pausado repitió que yo tenía un espíritu  de  alcoholismo  que  estaba  acabando  conmigo,  y  yo insistí  en  que  solo  tomaba  un  trago  de cuando  en  cuan-do;  aunque, sorprendido, pensaba  que aquel  hombre  era espiritista,  o  se  estaba burlando  para  pasar  la madrugada  a  costa mía.
 Entonces el sujeto subió el tono de voz y dijo: ‗A mí me puedes engañar, pero a Dios no, y si él me mandó hablarte es por algo‘. La siguiente respuesta la medité un poco más: ‗Mira,  yo  tomo  como  cualquier  otra  persona‘.  Y  él  sentenció  en  tono  sereno: ‗Tú  tomas  demasiado‘.  A  continuación  me  contó algunos  episodios  de  su  vida  pasada  y de cómo estuvo perdido por causa del alcohol, al punto de provocar el aborto de su esposa, por  lo cual se consideraba  un  asesino;  no  obstante,  gracias  a Dios  se  había  convertido  en  un  cristiano.
―Cuando  la  cisterna  estuvo  lista  para salir agregó: ‗Recuerda lo que te he   dicho sobre el alcohol, ¡déjalo!, porque al no tener poder adquisitivo Satanás te lo  va  a  proporcionar  para  que  no  te salgas  de  sus  manos.  Yo  cumplí  mi parte  al  advertirte, no quiero que  si  te pasa  algo  tu  sangre  recaiga  sobre  mi cabeza‘. Terminó extendiendo la mano en  un  gesto  afectuoso  y  deseándome un buen viaje.  ―Realmente  el  viaje  no  fue  malo;  excepto  que  me  pareció  más  largo  y preocupante.
No se me  iba del pensamiento que  tenía más de 20 000  litros de  combustible  a  mis  espaldas  y  una vía  extremadamente  peligrosa  por  delante; además de las palabras del custodio. Su predicción se cumplió al pie de la letra. ―Algún  tiempo  después  de  aquello  se me  fue olvidando el diálogo y,  la  adicción,  lejos de disminuir,  aumentaba  por  día.  El  alcohol  lo  había destruido  todo, desde el prestigio moral  y  profesional  hasta  el  más  ínfimo recurso  material.  Sin  embargo,  como por arte de magia, el veneno hacía acto de presencia; Satanás me lo proporcionaba, tal como había señalado el custodio.  ―Una mañana desperté sin dinero y sin nada que hacer para conseguirlo.  ‗Hoy sí  la  cosa  está mala‘, me  dije.  Pero  al instante apareció alguien y me informó que mi  vecina  necesitaba  que  le  botaran la basura. ‗¡Como si hay que botarla a ella con casa y todo!‘, respondí. 
Tal era mi deleite al pensar en  la bebida,  que  no me molestaba  la  peste  del estiércol  de  cerdo  que  llevaba  en  la carretilla. Entonces  tuve  un momento de lucidez y pensé:  ‗¡A  lo  que  has  llegado,  a  botar  excremento  para poder tomar chispa!*‘ ―Al  incorporarme  al  camino  que  conduce  al  basurero  pasaba  una  persona que  iba  cantando  bajito.  Apenas  sin mirarle a la cara le pregunté si era cristiano.  ‗ ¿Por  qué  lo  sabes?‘,  inquirió. ‗Por el himno que venías cantando‘,  le respondí. Aminoró  el  paso  y me  dijo: ‗ ¿Podemos  hablar  un  momento?‘.  Lo miré, pensando que era un  imbécil; no obstante  accedí  y  solté  la  carretilla.
Entonces me  sugirió: ‗Vamos  a pararnos debajo de aquel árbol; a su sombra estaremos mejor‘.  Puse  cara  de  pocos amigos  mientras  murmuraba  en  mis adentros: ‗ ¡Vaya inoportuno y cómodo, caramba!‘.  Lo  complací  en  contra  de mi  voluntad.  Sus  primeras  palabras fueron: ‗Tienes el corazón duro y entenebrecido.  ¡¿Hasta  cuándo?!  Dios  te está llamando; tienes que deshacerte de ese  espíritu  de  alcoholismo  que  está acabando  contigo‘.  En  fracciones  de segundo me  trasladé  a  Santa Cruz  del Norte, y recordé al custodio de la base de petróleo. No atinaba respuesta alguna.
Luego  traté  de  evadir  el  tema  de este modo:  ‗Oye, pariente,  ¿tú no eres de  por  aquí,  verdad?‘.  ‗No,  soy  de La Lisa‘, dijo  él.  ‗Bueno, por  este  camino solo vas a llegar al Cerezo‘, le contesté. Y  él  asintió: ‗Sí,  voy  a  visitar  a  unos hermanos‘.  ―Si digo que hablamos algo más, miento,  y  si  digo  que  no  hablamos  nada más, miento también. Lo estuve mirando  hasta  perderlo  de  vista  en  el  camino. Ahora,  por más  que  lo  intento, no  logro  recordar  su  rostro. No  obstante lo sucedido con este peregrino, y  con el custodio, mi vida siguió igual.
Si dijera  apestoso  como  una mofeta,  payaso  como  un  mono,  fiero  como  un león, o vago como un perezoso, ofendería a esos pobres animalitos. A pesar de  mi  arrogancia,  altivez,  egocentrismo,  y  dureza  de  corazón,  Dios  fue benévolo  conmigo,  fue paciente  y misericordioso; me amó de un modo que ningún  humano  sería  capaz  de  concebir. ―Cuatro o cinco meses después de aquel  encuentro  con  el  caminante,  en una  de  las  caminatas  que  daba  cada mañana  en  busca  de  alcohol,  varié mi ruta y pasé frente a una  iglesia abierta. Luego  de  conseguir  lo  que  buscaba, regresé  por  la misma  vía  y me  detuve por curiosidad delante del  templo; enseguida me dispuse a continuar mi trayecto  cuando  alguien  se  asomó  y me invitó  a  entrar.
 Le  di  las  gracias  y  le expliqué  que  estaba  apurado,  que me detuve un instante por casualidad; pero él  insistió.  Era  un  señor  de  mediana edad. Por su acento percibí que su lengua  natural  era  el inglés — luego  supe que  era  un  pastor norteamericano residente  en  México. Me pidió  que  lo  atendiera  un  momento  y accedí  un  poco molesto. Me miró  fijamente  y  luego  dijo: ‗Tienes que dejar  los vicios‘. De  inmediato pensé que podía haber visto los  cigarros en el bolsillo de  la  camisa; en cambio  estaba  completamente  seguro de  que  la  caneca  de  alcohol  no  podía haberla visto. Me quedé perplejo  y no supe  qué  responderle. Él  sonrió  y  llamó  a  una muchacha:  ‗Margarita‘ —le dijo—,  ‗hazme  el  favor  de  traer  tres sillas‘. La muchacha  las  trajo y  las ubicó frente a la puerta del templo. ‗Entre la  iglesia  y  la  acera  hay  una  línea‘ —dijo  él—,  ‗tienes  dos  opciones:  cruzar esa  línea  y  entrar, o  continuar  con  los vicios‘. Yo  insistí  en marcharme,  porque estaba apurado; entonces Margarita  intervino con  tono autoritario:  ‗¡No crea que usted está aquí por casualidad; usted  llegó  aquí  porque  Dios  lo  está llamando!‘. 
Sin  emitir  palabra  saqué  la caja  de  cigarros  y  se  la  di  al  pastor, quien  la  puso  en  la  acera,  junto  a  la puerta.  Todavía  me  miró  esperando más. Extraje la caneca de su escondite, la  vacié  y  la  puse  en  sus  manos.  Él agregó: ‗Ahora elige‘. Me puse en pie y crucé la línea imaginaria. Una vez dentro  ellos  tomaron  asiento  a  cada  lado mío.  Después  de  una  larga  conversación el pastor se quitó los zapatos y me los ofreció contento. Yo no acepté que se  quedara  descalzo;  pero  él  insistió, afirmando  que  cuando  alguien  nace hay  que  hacerle  un  regalo,  y  que  yo acababa de nacer.
La mirada de Margarita me  obligaba  a  no  despreciárselos. Me puse en pie para marcharme, tomé los  zapatos  y  ellos me  abrazaron  con inmensa  alegría  y  ojos  húmedos. ‗Mañana regresaremos a nuestro país, y antes de partir, desearíamos verte aquí‘—dijo  él.  ―Al  día  siguiente,  entre  sobrio  y  borracho,  fui  al  culto  nocturno de la iglesia, llevando los zapatos que  me obsequiaron. Al verme, Margarita y el pastor extranjero se acercaron y me abrazaron;  él  anotó  en  un  sobre  de correos  la  dirección  y  el  número  de teléfono  de  ambos, me  entregó  el  sobre y dijo: ‗¿Vas a dejar los vicios?‘.
Yo contesté un tanto apenado: ‗Más o me-nos‘. ―Apenas  transcurridos  unos  días  algo inexplicable  ocurrió  en  mí:  sentí  un rechazo  total  al  alcohol. Yo  tenía  que dormir  con  la  caneca  al  lado de  la  cama,  y  de  pronto  no  podía  tolerarlo,  a pesar de que  los  síntomas de  la  abstinencia  se  hacían  insoportables.  A  la fuerza  sorbía  algún  trago  para  equilibrar  la carencia de alcohol en mi organismo, y al momento lo vomitaba. Tuvieron  que  internarme  en  un  hospital, tenía  la  presión  arterial  descompensada, arritmias, temblores y una debilidad extrema.  El  facultativo  diagnosticó  lo que yo sabía; mi cuadro era  típico: era el síndrome de la abstinencia; le sucede a todos los dejan de consumir una droga.  Perdí  el  control  de  mis  reflejos; sentí como si el cerebro se me hubiera partido en dos: una parte me provocaba  alteraciones  nerviosas  y  la  otra me proporcionaba  una  serenidad  que  me mantenía firme en mi resolución de no beber.
Desde  entonces  no  he  sentido la obsesión por el alcohol. ―Para  quienes,  por  fortuna,  no  tienen la enfermedad del alcoholismo, pudiera parecer  fácil  la  determinación  de  no continuar  bebiendo;  pero  un  enfermo crónico,  que  ha  convertido  el  alcohol en el  todo de  su vida, que  sabe que  la ciencia  no  encuentra  cura  para  este mal, y que ningún poder humano tiene  el  remedio,  no  puede  dudar  de  que Dios  es  el  único  capaz  de  redimirle.
Por tanto, yo estaba consciente de que un  poder  superior  había  tomado  el control de mi persona. Así que mi  in-credulidad  cedió,  mi  arrogancia,  mi altivez.  Inicié  el  contacto  con  el mundo de Dios a mi manera, usando como intermediario  a  una  caja  de  promesas que  no    cómo  había  llegado  a  mí. Estas  son  las  primeras  tres  promesas que saqué:
1.  Muy  amado,  no  temas;  la  paz  sea contigo;  esfuérzate  y  aliéntate.  Dan 10:19.
2.  Temamos  a  Jehová  nuestro  Dios, para que nos vaya bien  todos  los días. Deut 6:24.
3. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os  la doy como el mundo  la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14:27.   ―Todavía muy  confundido  e  inseguro acudí  nuevamente  a mi  traductor  y  la respuesta fue la siguiente:
4. Yo Jehová te he  llamado en  justicia, y te sostendré por la mano. Isa 42:6. ―Luego  de  todas  esas  promesas  me preguntaba  sin  cesar:  ¿Para  qué  Dios necesita  a  un  alcohólico?  ¿Para  qué quiere  a  alguien  como  yo?  Y  extendí mi mano una vez más:
5.  Saca mi  alma de  la  cárcel, para que alabe tu nombre. Sal 142:7.   ―Entonces  comencé  a  recordar  cosas que  aparentemente  había  olvidado. Recordé  un  obsequio  que  recibí  en  la prisión,  hacía más  de  quince  años:  un libro  cuya dedicatoria decía:  ‗…  te  regalo este maravilloso  libro, que  te  servirá de mucho en la vida. En él podrás encontrar las respuestas a tus interrogantes.  Que  Dios  te  bendiga: Pastor José Lázaro‘.
Por  supuesto que  se  trataba  de  la Biblia.  Pasé mucho  trabajo para hallarla después de  tanto  tiempo; apareció  detrás  de  unos  trastos,  llena de polvo  y  con  las hojas dobladas. La limpié, enderecé  sus páginas y  seguí  la instrucción  de  quien  me  la  obsequió, uno de los primeros pasajes que leí me inspiraba  a  poner  mis  habilidades  en manos de Dios  (la parábola de  los  talentos, Mat 25:14-30) y desde entonces eso es lo que intento hacer. ―Doy  gracias  a  Dios,  infinitamente, por las cosas que en otro tiempo representaron un castigo para mí, o un motivo  de  orgullo;  tales  como  los  años que pasé  en África  cumpliendo misiones  internacionalistas,  la  vida  en  prisión y  la práctica de una religión afrocubana.
Todo ello es parte del camino por el cual el Padre amoroso ha corregido  a  su  hijo  y  lo  ha  formado  para servirlo. Doy gracias por una obra  tan altruista  como  la  organización  Doble A,  que  desde  1935  ha  rescatado  del pantano  a miles  de  alcohólicos.  También agradezco por todos aquellos que han  sido  instrumentos  del  Creador para  comunicarse  conmigo,  como  el pastor  José Lázaro de  la  iglesia pentecostal  de Matanzas,  el  custodio  de  la base  de  petróleo,  el  peregrino  de  La Lisa,  los pastores Greg  y Margarita,  el pastor  Josué,  la  doctora  Ileidys  Vega Rodríguez, a quien consideré un ángel guardián durante mi ingreso en el hospital Hermanos Ameijeiras, al doctor y profesor Ricardo González Menéndez, a  todos  los que  han  doblado  las  rodillas por mí, y —no por ser el último el menos importante— por su  orientación y ayuda, al escritor y siervo del Señor, el hermano Eric Adrián Pérez González y a su iglesia Bando Evangélico Gedeón. Para todos pido a Dios bendición y protección.

 * Bebida  casera hecha de meladura  de  caña  o de azúcar.  Tiene  muy  mal  sabor  y  gran  demanda entre los alcohólicos de escasos recursos. 
El tema de los vicios abarca un material muy vasto en su exposición y explicación, pues su diversidad y contenido afectan en mayor o menor medida  al  hombre  en  sentido  genérico, perturbando por ende a sus familias, y como  consecuencia  directa  de  ello  a los hogares, las iglesias, la sociedad en general  y  las  naciones  por  extensión. Miles  y  miles  de  seres  humanos  se ven  afectados  cada día, por  el  flagelo que  tributan  los vicios  al hábitat perfecto que Dios creó para sus criaturas.
Por  ello  con  esta ponencia, plantearé nuestro  punto  de  vista  relacionado con el tema en cuestión. Cuando se  habla de vicios, se está refiriendo a toda práctica o hábito que se considera inmoral, depravado o degradante en  la sociedad. Otros exponen el uso de este vocablo refiriéndose  también a una falta, defecto, una enfermedad o tan solo un mal hábito.  Cuando  inquirimos  los  sinónimos de vicio localizamos una vasta sucesión  que  va  desde  falta,  depravación, exceso, mala  costumbre,  afición,  inmoralidad,  hasta  desenfreno,  entre  otras.
Escrutando  en    diversos  diccionarios  y sus  definiciones  hallé  algunas  como "excesiva afición a algo, especialmente si es  perjudicial…",  otra  como  una  "mala costumbre, el hábito de obrar mal…" o como una  "cosa  a  la que  es  fácil  aficionarse…".  En  este  tiempo  de  investigación hurgué en el origen etimológico de la  palabra,  encontrando  que  la  misma proviene del  latín vitium, cuyo significado es  "falla o defecto"; aunque el significado social que se le ha aplicado a vicio se  ha  ido  ampliando  con  los  siglos,  incluyendo otras  acepciones  en  el presente. En  la  lengua de Shakespeare su definición  es  un  término  jurídico  genérico que abarca muchos tipos de ofensas criminales, donde están  incluidas  la prostitución, las apuestas, la lascivia, la lujuria, el libertinaje y la obscenidad. 
La  expresión  vicio  también  se  aplica en sentido popular a diversas actividades  consideradas  inmorales;  a  cualquier acción que el  individuo no pueda ser capaz de controlar, que lo lleve a  conductas  apremiantes  lesionando su calidad de vida. En ellas se  incluye el consumo de bebidas alcohólicas,  la ludopatía que es  la adicción a  los  juegos de todo tipo; el tabaquismo, por la dependencia  que  produce  la  nicotina; la mitomanía,  que  se  define  como  la adhesión  a mentir    compulsivamente; la cleptomanía, según  la cual  robar es imprescindible  para  vivir;  la  adicción al sexo, que en la Biblia es tratada como lujuria, y esta a su vez se entiende como gusto desmesurado por  los placeres sexuales o carnales; la pornografía,  la  televisión,  el  café,  la  drogadicción, entre otras tantas cosas que pueden  aplicarse  a  los  desenfrenos  que hoy tratamos como vicios. 
Pero al expresar nuestro sentir  lo primero  es  exponer  que  nuestro  fundamento tiene que estar cimentado en la Palabra  de Dios,  y  ella  nos  habla  sobre  los  vicios  y  sus  practicantes  definiendo  nuestro modo  de  pensar.  En Prov  2:10  y  versículos  siguientes,  Salomón plasmó  lo que de Dios recibió diciendo:  ―Cuando la sabiduría entrare  en  tu  corazón,  y  la  ciencia  fuere grata  a  tu  alma,  la discreción  te guardará; te preservará la inteligencia, para librarte  del mal  camino,  de  los  hombres  que  hablan  perversidades,  que dejan  los  caminos  derechos,  para  andar por sendas tenebrosas; que se alegran haciendo  el mal, que  se huelgan en  las  perversidades  del  vicio;  cuyas veredas son torcidas, y torcidos sus  caminos‖.
Si  somos  verdaderamente sabios  tendremos  cuidado para  evitar  toda  mala  compañía  y  las  protervas costumbres. Cuando  la  sabiduría  nos domina, entonces no solo  llena  la cabeza;  también  entra  en  el  corazón  y preserva  contra  las  corrupciones  de adentro  y  las  tentaciones  externas. Siglos después en el exilio Babilónico, el gran profeta Daniel fue juzgado por su vida pura en un mundo perverso y con maléficas usanzas. La Biblia exalta  su  integridad  en  Dan  6:4: ―Entonces  los  gobernadores  y  sátrapas  buscaban  ocasión  para  acusar  a Daniel  en  lo  relacionado  al  reino;  mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él‖.
El  apóstol  Judas  en  su  epístola,  de apenas un capítulo, se detiene a considerar  las  razones de  aquel  cataclismo extremo que sorprendió a los habitantes  de  Sodoma,  Gomorra,  Adma, Zeboim  y  Zoar,  en  el  versículo  7: ―Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas,    las cuales de  la misma manera que aquellos, habiendo  fornicado  e  ido  en  pos  de  vicios  contra naturaleza,  fueron  puestas  por  ejemplo,  sufriendo  el  castigo  del  fuego eterno‖.
Y  como  epílogo  de  una  visión  recurrente en el sentir de Dios, el apóstol Pablo en  la  llamada Reina de  la Epístolas del Nuevo Testamento,  escribe: ―…teniendo el entendimiento entenebrecido,    ajenos  de  la  vida  de  Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después  que  perdieron  toda  sensibilidad,    se  entregaron  a  la  lascivia  para cometer  con  avidez  toda  clase  de  impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído,  y  habéis  sido  por  él  enseñados, conforme  a  la  verdad  que  está  en  Jesús.
 En  cuanto  a  la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está  viciado  conforme  a  los  deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra  mente  y  vestíos  del  nuevo hombre,  creado según Dios en la justicia  y  santidad  de  la  verdad‖,  (Efesios 4:18-24). Los  vicios  son  depredadores  del  bien, labradores del  infierno, mutiladores de la  santidad  y  exponentes  vívidos de  la labor  del  príncipe  de  las  tinieblas  en este habitáculo  llamado  tierra: hoy  ganan  espacios  diariamente.  Por  ello  es imprescindible que  los cristianos practicantes de  la verdad evangélica,  luchemos por   minimizar  los daños de  este azote que crece sin contención. 
Un  vicioso  es  capaz  de  atacar  a  una mujer, a un anciano o a un niño  indefenso  por  obtener  algún  dinero  para comprar su estimulante. Está apto para convertirse  en  un  ladrón,  con  tal  de adquirir  lo  que  necesita  su  organismo atrofiado  y  dependiente.  Puede  convertirse en lo más sucio, bajo, depravado y maldito que jamás haya imaginado un  hombre.  Tiene  el  poder  de  llenar una necrópolis  asesinando  y devastando. Aborrece  el  amor  y  se burla de  la virtud  exhibiendo  las  pasiones  más oscuras. Su música es el sonido de una mítica  sirena.  Pliega  un  hilo  mortal sobre  la  familia  más  dulce  que  pudo tener. Es como la factoría de todo lo   putrefacto,   protervo,   de  la penuria  y la  enajenación.  Es  un  embustero  elocuente que promete alegría y transfiere tristeza. Es  el  peor  enemigo  de  la  sociedad,  de  las  naciones,  de Dios,  y  el mejor amigo de Satanás.
 
Su blasón está manchado  con  la  sangre  de  seres inocentes que perdieron su vida o fueron  lastimados  por  sus  desatinos. Ha llenado  de  criminales  los  juzgados, penitenciarías,  y  sitios  de  corrección penal. Ha poblado asilos de ancianos y manicomios  como  infortunada  víctima.  Ha  saturado  nuestro  mundo  tan bello  con  lágrimas,  gemidos,  lamentaciones  y  odios,  y  a muchos,  a  consecuencia de su paso,  los ha colmado de miseria  y  desesperación.  Pudiéramos definir  el  vicio  otra  vez,  pero  ahora desde  una  perspectiva  espiritual  como el emblema de  la enfermedad, el pecado y la muerte.
Vivimos  en  un  mundo  en  el  que  es permisible  consumir  drogas  con  disímiles  objetivos,  y  en  el  que  es  dable que jóvenes, padres, misioneros, pastores,  educadores,  etc...   Puedan  llegar  a ser  dependientes  de  las  mismas.  Por ello debemos estar al tanto de qué son las drogas, y cómo podemos   prevenir su  consumo.  Se  define  como  drogas que provocan adición ―a  las sustancias no  alimenticias  con  pertenencias  psicoactivas  capaces  de  provocar  dependencia y adhesión‖.
Junto a  las drogas llamadas  ilegales  que  son  combatidas por  los  gobiernos  como  los  opiáceos, alucinógenos, del tipo Cannabis, barbitúricos,  drogas  de  diseño  y  anfetaminas,  hay  otras  sustancias,  como  el  alcohol,  licores  de  todo  tipo,  tabaco,  y café que también califican como tales.  El  consumo  de  drogas,  tanto  legales como  ilegales, es un  tema en  torno al cual  en  muchos  países  hay  sensibilidad. El uso  y  arbitrariedad en  la utilización  de  las  drogas  representa  un problema  grave,  capaz  de  provocar significativas modificaciones  de  la  salud  y  generar  enormes  problemas  sociales. 
La táctica de interposición para la prevención de  la drogodependencia debe perseguir un doble objetivo:  respaldar mudanzas en los aspectos del contexto del  joven,  que  se  registran  como  potenciales constituyentes desencadenantes del estreno al consumo, o que vedan  su  perfeccionamiento  personal  y una correcta adaptación, a través de la participación  activa  de  familiares,  padres, pastores,  y profesores  en  la prevención.    Se  debe  conseguir  en  el  joven  una  inclinación  favorable  hacia una  vida  sana,  hacia  una  vida  donde Dios  esté  presente  con  sus  códigos morales  elevados,  forjando  para  que aprenda  conductas,  habilidades  o competencias  que  le  permitan  comportarse con  independencia del medio y con plena autonomía.
En esta batalla contra  los  vicios,  existen una  serie de tareas  que  todos  hemos  de  realizar como   ―actos preventivos‖,  con  estos formamos  el  sentido  crítico  de  los niños  y  jóvenes,  para  que  puedan aprender a tomar decisiones que desarrollen su autocontrol, que mantengan una actitud favorable hacia  la salud en general, que aprendan de  los ejemplos hermosos  de  la  Palabra,  como  José  y Daniel,  por  citar  solo  dos  casos  relevantes.  Uno  en  la  moralidad,  el  otro en la ingestión de bebidas alcohólicas. Además  que  conozcan  la  naturaleza  y los efectos de esas sustancias psicoactivas. 
Generalmente  el  primer  contacto  con esos  narcóticos,  se  origina  en  la  pre adolescencia y la adolescencia. Factores psicológicos  y  socio  ambientales  parecen ser los promotores del inicio, mientras  que  esos  mismos    componentes, más  los patrimonios farmacológicos de las sustancias, son la causa del uso futuro  con  el desarrollo de  la dependencia física  y  psíquica  del  que  los  ingiere. Cada vez con mayor frecuencia los psicólogos reconocen la importancia de la familia  en  los  orígenes  del  empleo  de los  estupefacientes  y,  por  lo  tanto,  su papel como agente preventivo es sumamente  importante  para  evitarlo. 
Dios, desde el principio, estuvo pendiente de la enseñanza de  los niños en sus ordenanzas. En Deuteronomio 11 dice: ―…y  las  enseñaréis  a vuestros  hijos,  hablando de ellas cuando  te sientes en  tu casa,  cuando  andes  por  el  camino, cuando  te acuestes, y cuando  te  levantes,  y  las  escribirás  en  los postes de  tu casa,  y  en  tus  puertas;  para  que  sean vuestros  días,  y  los  días  de  vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová  juró  a  vuestros  padres  que  les había de dar,  como los días de los cielos sobre la tierra‖. La familia, la escuela, la iglesia y la sociedad, deben y pueden  jugar un rol  importante para evitar el noviciado de un vicioso, y tratarlo en su regeneración cuando se convierte en víctima.
Como medida preventiva, nuestra  iglesia no aprueba el juego con fines lucrativos.  Tampoco  el  uso  del  alcohol  en ninguna de sus variantes (vinos, cerveza,  rones,  etc.), ni del  café,  el  cigarro, ni de ningún  estupefaciente  cuyo uso no  sea  indicado por un profesional de  la  salud,  en  casos que  así  lo requieran. 
Los  vicios  son  señales  de  esclavitud; una servidumbre que mata, que separa socialmente  y,  sobre  todo,  que  nos aleja  de  Dios.  Los  fariseos  opinaban orgullosos que ellos nunca habían sido esclavos de nadie; pero el Señor les dio una  lección  imperecedera: ―De  cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado‖ (Juan 8:34). Sin embargo, a quienes  le abran el corazón  les ha prometido  libertad: ―Dijo entonces Jesús a  los  judíos que habían creído  en  él:  Si  vosotros  permaneciereis  en  mi  palabra,  seréis  verdaderamente mis  discípulos;  y  conoceréis  la verdad,  y  la  verdad  os  hará  libres‖ (Juan 8:31,32).

EL  ALCOHOL  Y  SUS  CONSECUENCIAS
 
La  historia  de  las  víctimas  del  aguardiente es una historia de vergüenza, de corrupción, de crueldad y ruina:
Ha quitado la belleza y la hermosura al rostro y  lo ha dejado disforme y abotagado.
Ha  robado  a  las  piernas  su  fuerza, dejándolas vacilantes e inestables. Ha  quitado  la  firmeza  y  la  elasticidad de  los pies para hacerlos débiles y falsos.
Ha robado a la sangre su vitalidad y la ha  llenado  de  veneno,  gérmenes  de enfermedades y muerte. 
Ha robado al rostro su virilidad y fortaleza y ha dejado en su lugar las señales de la sensualidad y de la brutalidad.
Ha  corrompido  la  lengua  con  blasfemia, necedades e infamias.
Ha inclinado las manos al mal, haciéndolas  instrumentos  de  brutalidad  y asesinatos,  en vez de  serlo de utilidad y bien.
Ha roto los vínculos de la amistad y ha sembrado  los  gérmenes  de  la  enemistad.
Ha  hecho  del  padre  cariñoso  y  del esposo  cumplidor,  un  hombre  tiránico, áspero y homicida.
Ha transformado a la madre cariñosa y a la esposa hogareña en una verdadera fiera  infernal y en  la encarnación de  la brutalidad.
Ha  robado  a  la mesa  su  abundancia, obligando  al hombre  a  llorar de hambre y a pedir limosna en la vía pública.
Ha llenado de criminales  los  juzgados, penitenciarías,  cárceles  y  casas  de  corrección.
Ha poblado  las casas de asilo y manicomios con sus infortunadas víctimas.
Ha  llenado  nuestro mundo  tan  bello, de  lágrimas,  gemidos,  lamentaciones, odios,  de  pobres  desamparados,  de miseria y desesperación.
 
La noche no se puede quemar*

—¡Fuego,  fuego! —Repetía  sin descanso el viejo Tan Tan a su ejército de soldaditos flacuchos, que eran la copia de su jefe hasta en la forma de hablar. El general vestía un uniforme altamente inflamable. Había  tenido una visión a  la hora de  la  fogata   vespertina. Se vio con una  inmensa antorcha quemando  la noche. Desde  entonces  no hablaba de  otra cosa. Desde que terminó la última guerra sus soldados hacían países de cartón y les daban  candela    para  divertir  a  su  jefe.
Sus vecinos,  los acuátidos,  instalaron una batería  de  regadíos  junto  a  la  frontera para    que  el  viejo  general  no  pudiera agredirlos. Por su lado, Tan Tan hizo construir el museo de los sueños quemados, donde siempre  había  olor  a    pólvora  y  mostraban urnas  con  cenizas,  pistolas  de  fósforos, balas de fulminante, un trozo de bandera chamuscada y una llama en memoria de la guerra contra los acuátidos. Un cansado dragón era el encargado de mantener la  llama  encendida,  pues  el  general odiaba la noche.
Para  festejar  su  cumpleaños Tan Tan  invitó a su aliado Chispa Loca. -¡Viva  el  fuego! —Gritaban  los  soldaditos durante el desfile, en medio de una andanada de fuegos artificiales.  Chispa Loca  fue condecorado con  la orden de la Centella. El general le  comunicó la visión que había tenido y su ferviente  deseo  de  quemar  la  noche. Chispa  no  solo  estuvo  de  acuerdo,  sino que  se  sintió  inspirado  con  la  idea  y  se ofreció para llevarla a cabo.
Los  centinelas  acuátidos  avistaron  con sus telescopios de cristal líquido los preparativos  de  sus  rivales.  Chispa  Loca ensayaba piruetas en el espacio cuando el sol se descolgaba del cielo, y achicharró  los  primeros  flecos  de  la  oscuridad. Estaban a punto de darle el golpe mortal a la noche. El viejo Tan Tan ardía de risa.
A  los  soldaditos  se  les  calentaron  las manos  de  aplaudir.  Redoblaron  chispeantes  los  tambores. —¡Viva  el  fuego! —gritaban alegres. La noche comenzaba a morir. La temperatura en el país de Tan Tan  se elevaba peligrosamente. De pronto Chispa Loca cayó  de  lo  alto.  Con  la  explosión  que produjo,  el  uniforme  del  general  se  inflamó. A duras penas lograron apagarlo.
Hubo  una  gran  confusión,  mientras  los acuátidos  seguían disparando  sus  cañones de espuma. El museo quedó sumergi-do y  la noche flotaba deliciosamente en los canales acuátidos. Al general y a su ejército hubo que trasladarlos en   un congelador-ambulancia. Para  que  se  restablecieran  de  sus  chamuscaduras  se  les  puso  un  tratamiento de agua helada en  la cabeza. Los médicos  acuátidos  tenían  la  esperanza  de curarles la obsesión del fuego; pero en el  húmedo  rincón donde  se  restablecía,  todavía  inconsciente, Tan Tan balbuceaba a sus fieles soldados: ¡Fuego! ¡Fuego! 
En  cambio,  su  aliado  Chispa  Loca,  una vez recuperado de sus lesiones, se convirtió  en  un  celoso  guardián,  para  que  el fuego  fuera  usado  con  mucha  precaución, solo donde hiciera falta. 
*Cuento  del  escritor  artemiseño Evasio Pérez González.

 La alforja
En una alforja al hombro 
llevo los vicios;
los ajenos delante,
detrás los míos.
Esto hacen todos;
Así ven los ajenos,
Mas no los propios. 

Las moscas
A un panal de rica miel
Dos mil moscas acudieron,
Que por golosas murieron,
Presas de patas en él.
A otra dentro de un pastel
Enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
Los humanos corazones
Perecen en las prisiones
Del vicio que los domina.
(Ambas  fábulas  son  del  escritor  español  Félix
María de Samaniego).

¡ S. O. S. !    ¡ A Y Ú D E N M E ! 
Por el supervisor Isaí Simpson Jackson
 
“...Y  estad  siempre  listos para  responder  a  todo
el que os pida razón de la esperanza que hay en
vosotros,  pero  hacedlo  con  mansedumbre  y
reverencia” (1Pedro 3:15).

Son muchas  las personas que se acercan a  la  iglesia, planteando  serios problemas de  sus vidas, para que  se  les ayude. Hemos tomado dos ejemplos, de los que se  omiten  los  nombres.  El  texto  ha  sido adaptado para que sea publicable.

Caso No 1:
Tengo  42  años,  soy  un  profesional  y  laboré como  maestro  por  diez  años  en  la  enseñanza media.  Por muchas  causas,  y  por  debilidad  de mi  carácter,  caí  en  el  alcoholismo. Ahora  estoy atrapado, perdí mi trabajo y a gran parte de mi familia, también estoy enfermo por el alcohol y el cigarro. Me  acerco  a  ustedes,  para  ver  si  me pueden ayudar, pues a pesar de todo, siempre he creído en Dios.
Caso No 2:
Soy una mujer de 31 años, no tengo preparación  técnica  ni    universitaria, me  gano  la  vida haciendo  el  trabajo  que  aparezca.  Tengo  dos hijos y estoy divorciada. En  los últimos  tiempos no he  logrado  salir bien  en ningún negocio, mis niños  se  enferman  constantemente,  y  en  cada cosa  que  emprendo  obtengo  fracasos. Creo  que mi vida está terminada, pero sé que debo seguir luchando  por mis  hijos. Pertenecí  a  una  iglesia cuando era niña.
A estas personas, necesitadas de amor y comprensión,  les digo: Han pedido ayuda  en  el  lugar  correcto,  en  la  casa  de Dios.  Y  de  la  misma  forma  invito  a  todos los que están pasando por problemas  y  dificultades  debidas  a  la adicción,  o  a  las malas  decisiones,  a que  traigan  sus  cargas  a  Jesús  para que puedan descansar. 
No hay mala suerte en la vida, no hay personas nacidas para la desgracia, ni condenados  a  ser  alcohólicos.  Tampoco los fracasos son el fin. Lo que sí hay en este mundo, es desorientación espiritual y consecuencias de pecado. Pero  eso  tiene  remedio,  y  no  por nuestra propia  fuerza,  sino por  la de aquel  que  dijo:  ―Estas  cosas  os  he hablado, para que en mí  tengáis paz. En  el mundo  tendréis  aflicción; mas confiad,  yo  he  vencido  al  mun-do‖ (Juan 16:33).
Siempre hemos aconsejado a  los que nos  consultan,  con una  frase  común en el  léxico cubano: Es mejor prevenir que  tener que  lamentar. Y  la mejor  prevención  contra  todo  tipo  de mal que afecte el alma y el cuerpo, es vivir  siguiendo  al  Señor.  Está  al  alcance de todos, gratuitamente, y tiene una probada efectividad.
Pero si ya usted está afectado, lo mejor es entregarle  tus cargas y dolores a  Jesús; él prometió  llevarlas por  ti y librarte  de  tus  aflicciones. Claro  que no descartamos la ayuda de los profesionales  de  la  salud;  ellos  le  pueden ayudar a curar sus males  corporales; sin embargo usted tiene  que  saber que  solo  Jesucristo puede restaurar alma  y  salud,  ambas  cosas  de  una vez.

¡Gracias Señor por un milagro más!
Testimonio  de Sanidad Divina
Testifca: Lázaro Leiva Quevedo 
Mi  nombre  es  Lázaro  Leiva Quevedo,  escribo  para  dar testimonio  de  varias  sanidades  que  se  han  efectuado aquí  en  la  ciudad  de  Santa Clara,  en  la  iglesia  Bando Evangélico  Gedeón,  a  través de  una  sierva  del  Señor,  la hermana  Digna  Cuéllar, quien hace tres meses oró por nosotros.
Mi  hermana  Bárbara  Leiva Quevedo,  de  cuarenta  y  tres años de edad, es vecina de la calle Manuel Ruiz No 9, entre Alejandro  Oms  y  Barcelona; ella  presentaba  un  fibroma  y cinco  quistes  en  el  útero.  Se los  detectaron  con    ultrasonidos  y  le  dieron  fecha  en  el Hospital  Materno  Provincial para  intervenirla  quirúrgicamente.  La  llevé  a  la  iglesia gedeonista  donde  Digna  oró por  ella  y  se  hizo  la  sanidad divina.
Después  mi  hermana se  presentó  al  hospital  y  le repitieron el ultrasonido; pero el  fibroma  y  los  cinco  quistes habían desaparecido. domiciliado  en  la misma  dirección de mi hermana,  tenía una muela  en muy malas  condiciones que me estaba ocasionando terribles  molestias;  solo  estaba esperando  que  cesaran  los  dolores para que me la extrajeran; sin  embargo,  antes  de que  eso sucediera,  pedí  la  oración  a  la hermana Digna  y  la muela  sanó,  incluso  quedó  empastada.
Los dentistas no podían creer lo que veían.  También  yo  padecía  de  una gran ansiedad y estrés, y el pasado dos de junio le pedí a esta hermana que orara por mí. Ella lo hizo al terminarse el culto del sábado  en  la  mañana,  y  Dios contestó su oración, pues desde ese  día  mis  nervios  están  en completa paz.
Actualmente  soy  candidato  al bautismo en esta  iglesia Bando Evangélico Gedeón, la cual visito  desde  el  año  1990,  y  que considero  como  la  verdadera iglesia  del  Señor.  Envío  estos testimonios para darle a Dios  y a  nuestro  Señor  Jesucristo  las gracias.
EL TIEMPO DE LA RANA
Por el miembro ungido 
Alfredo Michel Suárez Sanfiel

La  palabra  cambio  es  una  de  las palabras más  importantes  que  existen  y  que  más  usamos  cotidianamente.  Es  una  palabra  tan  importante que es definida en varias disciplinas  y  contextos:  sociología,  psicología,  economía,  deportes,  clima, derecho,  ciencias,  etc.  Es  una  de esas palabras que se pueden utilizar en  cualquier  discurso,  que  puede tener  una  connotación  positiva  o negativa.  Pero,  desgraciadamente, no  nos  la  tomamos  tan  en  serio.
Quiero  que  reflexionemos  sobre esto, aunque solo sea grosso modo. El  hecho  de  que  vivimos  en  un mundo  de  cambios  es  una  realidad innegable;  el  cambio  es  continuo  y no podemos escapar de él,  siempre estamos sufriendo las consecuencias de  los  cambios  y  rápidamente  nos habituamos  a  tener  que  pasar  por ellos  sin  reflexionar mucho,  sin  inquietarnos.
En  la naturaleza hay una  ilustración acerca  del  cambio  que  nos  puede servir.  Casi  todos  conocen  que  si una  rana  cae  en  un  recipiente  con agua  y  este  se  pone  a  calentar,  entonces  la  rana  permanecerá  en  él hasta que muera, porque no es  capaz de percibir el cambio gradual. Sin embargo, si cae en agua caliente;  por  cuanto  el  cambio  es  brusco, enseguida saltará. En gran medida la ilustración de  la  rana se puede aplicar a nosotros en un sinnúmero de situaciones. Al presente el mundo está cambiando muchísimo.
Pero  esto  del  cambio,  como  ya  vimos,  no  es  nada extraño. Lo  que    es  extraño  es  la aceleración en  los cambios y  la pérdida  de  la  ilusión  de  la  estabilidad. Parece  que  nunca  el  mundo  había sido  tan dinámico en cambios, movimientos  y  cosas  nuevas.  Pablo menciona  en  Hechos  17:21  a  los atenienses  de  su  tiempo:  “Porque todos los atenienses y los extranjeros  residentes  allí,  en  ninguna otra  cosa  se  interesaban  sino en decir o en oír algo nuevo”. Si estos  atenienses  estuvieran  hoy  aquí, sin  dudas  que  se  quedarían  perplejos y se hastiarían ante el espectáculo que ofrece el mundo de hoy.
Hay cambios dramáticos en cada aspecto de la vida de hoy; para solo mencionar los más significativos: tecnológicos,  medioambientales,  económicos, demográficos, culturales (en las mentes  de  individuos  que  conforman  las  sociedades);  todos  estos con  infinitas  ramificaciones  y  complejidad. De modo que no  tenemos ni la más mínima idea de a dónde  irá a parar todo. Sabemos que siempre, desde que Dios hizo al mundo, ha ha-bido  cambios;  pero  insisto  sobre  lo acelerado  del  cambio  en  el mundo  de hoy.  Otros  lapsos  con  muchos  cambios  en  la  historia  han  sido  los  de  la primera y segunda  revoluciones  industriales: Primera: desde los primeros usos del carbón en 1732, hasta la producción de electricidad en 1869.
Segunda:  desde  la  producción  de electricidad en 1869 hasta  la  I Guerra Mundial (1914). Pero esos momentos de  la historia no igualan lo que se está viviendo. La aceleración del mundo de hoy es increíble. Actualmente  el  conocimiento  científico se duplica, aproximadamente cada 5 años,  aunque  esta  cifra  varía  (crece). ¿No les viene a la mente la profecía en Daniel 12:4?
Siempre me  ha  llamado  la  atención  la forma en que nuestro fundador estaba pendiente de los eventos y cambios en el  mundo.  Nuestro  fundador  fue  un hombre  que  observó  al  mundo  buscando  pistas  de  la  segunda  venida  de Cristo; y como fundador imprimió este rasgo en nuestra cultura. Pero hoy esto ha  cambiado  en  nuestra  pequeña  comunidad,  y  este  cambio  no  es  para bien.  Creo  que  cada  día  se  hace más necesario retomar ese énfasis,  tan bien apoyado en la Biblia, de nuestro fundador  y  esa  actitud de  expectación.
Este era un punto  clave  en nuestra  cultura; de  esto  dan  testimonio  las  primeras ediciones  de  nuestra  revista.  Si  miramos  a  la  primera  página  quedamos convencidos  al  instante  de  su  intención. Voy a citarles algo de una sección  común  titulada  EN  LOS  POSTREROS DÍAS SE MULTIPLICARÁ LA CIENCIA. Dan. 12.4. (Después titulada CIENCIA DE LOS POSTREROS DÍAS):
“Cuando el escritor era niño, la mayoría  de  los  edificios  eran  de  un piso.  Hecho  hombre  visité  la  ciudad  de  Chicago  para  apreciar  las vistas desde  lo alto del  templo masónico,  unos  10  ó  12  pisos.  Años después  visité  la  ciudad  de  New York”. Año 1 Número 1, 15 de sep-tiembre de 1939.
“Alzándose a 85 pies del suelo está la  elevada  cola  de  la  nueva  nave aérea  Howard  Hughes,  el  avión más grande que el mundo ha visto. La grande nave está ahora casi lista para  ser  probada,  habiendo  sido construida  a  un  costo  de  18000000 de  pesos.  (Internacional)”.  Año  8 Número 5, mayo de 1947.
Creo  que  se  están  dando  cambios bruscos en estos tiempos y no les prestamos  toda  la  atención  que  merecen. Creo que cambios tan bruscos le enviarían señales de peligro aun a la rana (si tomamos  su  caso)  y  la  harían  saltar sabiamente por su vida. Reaccionemos a  tiempo,  que  las  profecías  de  su  retorno no  sean  en  vano para nosotros. Es  una  recomendación  de  la  Palabra estar atentos a  las señales de  los  tiempos.
Tenemos también  la palabra profética  más  segura,  a  la  cual  hacéis bien  en  estar  atentos  como  a  una antorcha que  alumbra  en  lugar oscuro,  hasta  que  el  día  esclarezca  y el  lucero  de  la  mañana  salga  en vuestros corazones. 2 Pedro 1:19.
150.000 y yo
¿No  le gusto?  ¡Oiga,  a pesar de mi  apariencia  soy  un  original  del  Creador,  tal como usted! No me mire con  esa  repugnancia.  Fui  creada  con igual  perfección  como  usted,  solamente que  a mí  se me  han  confiado  otras  tareas. Por eso el Creador me dio otra forma.  Además  soy  más  importante  para usted de  lo que piensa. Si tiene un poco de  paciencia  al  escucharme,  le  prometo que se maravillará y en el futuro seguramente me tendrá en más alta estima.
Mi domicilio es, por así decirlo, el suelo en el que usted planta sus  tomates y pepinos,  sobre  el  que  juega  al  fútbol  y construye  sus  casas.  Allí  he  cavado  yo con  toda  diligencia. Mi  vivienda  está  a bastante profundidad – aproximadamente metro y medio debajo de la superficie. Con  esta  cifra  pertenezco  al  término medio.  Pero  según  tengo  entendido  el récord mundial  para  lombrices  es  de  8 metros  de  profundidad.  Mi  vivienda  la necesito  solamente dos veces  al  año:  en invierno riguroso y en el estío. Entonces me  enrosco  cómodamente  y  espero  a que lleguen tiempos mejores.

Mi nombre
Soy  su  lombriz de  tierra. Como me  encanta la lluvia, que ablanda la tierra y me invita a salir a  la superficie, en Alemania me  llaman  «gusano  de  la  lluvia»  (Regenwurm).  También  puede  llamarme  «Lumbricus  terrestris»,  que aunque  suena más  científico  significa  lo mismo.  Algunos  me  llaman  «lombriz vulgar»,  pero  no  porque  sea  ordinaria  o basta,  no,  vulgar,  significa  simplemente «común».  Es  verdad,  que  soy  común  y muy corriente, pero, no obstante soy una maravillosa obra del Creador.
Algunos  de  ustedes  tienen  problemas, porque  se  sienten  como  personas «comunes».  Se  sienten  inútiles  y  están quizás airados con Dios.  ¡Qué equivocación! Aún en lo común hay todavía tanto maravilloso que no saldrá del asombro el que haya empezado una vez a admirarse. Y  aparte  de  eso: El mundo  de Dios  no puede  componerse  solamente  de  criaturas  poco  comunes;  necesita  un  montón de seres comunes como usted y yo.

«Mi modesta persona»
Es hora de que le diga algo con respecto a mi  persona: Ahora  tengo  aproximadamente 1 año y mido 20 centímetros. Algunos de mi familia pueden incluso llegar a vivir 10 años. Nuestros mayores parientes  viven  en Australia. Con un diámetro de tres centímetros miden hasta tres metros. Enorme ¿verdad? Por encima de mi faringe  está mi  cerebro. Aunque  es más pequeño  que  el  suyo,  en  principio,  funciona de la misma manera. ¿O cree usted que  yo  no  lo  necesito?  ¡Entonces  explíqueme cómo me las arreglo para que tres olas  de  alargamiento  y  acortamiento  recorran  simultáneamente  mi  cuerpo cuando  tengo prisa!
Mi ojo es solamente una  parte  sensible  a  la  luz  en  mi  parte delantera. Mi Creador sabía que no necesitaría más.  ¿De  qué me hubiera  servido un  ojo  complicado?  Pues  lo  único  que necesito  reconocer es cuándo he  llegado a  la  superficie  y cuándo debo  cavar otra vez hacia abajo. La luz del sol es peligrosa para mí, incluso podría matarme. Pero a pesar de  eso puedo  soportar una  resecación de mi cuerpo de hasta el 70 % de mi peso y, por otra parte, también puedo sobrevivir  100  días  debajo  del  agua.  ¡A que usted sería incapaz!

Mis enemigos
Prefiero no hablar de mis enemigos. Pero si  me  quiere  comprender  bien,  tendrá que oír esto también, porque está relacionado  con mis habilidades más  asombrosas. Usted no me puede matar con arrancarme un trozo. Porque bajo ciertas condiciones  puedo  regenerar  los  miembros que  faltan. 
Mi  Creador  ha  programado mis  genes  de  tal  forma  que  mi  trasero, por  ejemplo,  vuelve  a  crecer  si  ha  sido arrancado por un accidente. Y ahora maravíllese:  incluso mi  cabeza,  con  todo  lo que  contiene,  puede  volver  a  crecer.  Lo que  le  acabo  de  decir  no  es  un  cuento, ¡Es verdad! Lamentablemente, se aprovechan  de  esto  también mis  enemigos  los  topos.  Me  cazan  cuando  por  equivocación entro en alguna de sus galerías. Entonces me  quitan  de  un mordisco  la  cabeza  con  tres  o  cuatro  segmentos más, con  lo cual me dejan  sin   posibilidad de moverme.
Luego me  pegan  en  la  pared de su despensa. Un biólogo polaco contó una vez 1.200 lombrices en tal cámara de horrores.  Pero  si  logro  escaparme  de  la voracidad topera en el invierno, entonces tengo una oportunidad de salvarme. Después de crecer de nuevo mi cabeza puedo abandonar ese lugar tan peligroso. Lo malo  es  que  el  topo  no  es  mi  único enemigo. Podría contarle aún de terribles persecuciones y torturas, en las que usted también... Pero por cortesía callaré.  ¿Sabe que nosotros también tenemos que sufrir por la caída en el Edén? Lo que su antepasado  lió,  lo  tenemos  que  sufrir todos  nosotros.  Por  eso  esperamos  ardientemente  que  toda  la  creación  sea liberada de  la «esclavitud de corrupción». Léalo en su Biblia, en Romanos 8:19-23.
 
Mis méritos 
Los científicos han calculado que en una hectárea  de  buena  tierra  producimos  en 24 horas más de 100 kilos de humus. Eso serían  al  año  unas  40  toneladas  que  repartimos  bien  sobre  toda  la  superficie. Naturalmente no lo hago yo sola. Conmigo viven unas 150.000 lombrices más, en una  superficie  del  tamaño  de  un  campo de  fútbol.  En  una  rica  pradera  puede haber  incluso varios millones. Si quisiera
pesarnos a todas juntas, seguramente que tendría  dificultades.  Porque  pesaríamos alrededor de 500 kilos. Eso equivale a  la ganancia de carne que un campesino obtiene  del  ganado mayor  que  se  alimenta de  la hierba de  esa misma  superficie.
El caso  es  que  los  expertos nos  alaban por nuestra «gran potencia para la reestructuración y elaboración del suelo». Si nos da un  poco  de  tiempo,  digamos  300  o  400 años,  puede  estar  seguro  de  que  habrá pasado  por  nuestro  estómago  la  masa total  de  tierra hasta  una  profundidad  de 40  centímetros.  Así  cumplimos  la  tarea que  nos  ha  dado  el  Creador.  Nuestra existencia,  por muy  insignificante  que  le pueda parecer, sirve para glorificarle a Él.

¡Huye! 
Por la Evangelista Magbis P. Verdecia Toledano.
Quizás este consejo  te parecerá de cobardes, pero vamos a analizar algunos hechos de hombres de los tiempos bíblicos, y luego me dirás… Si conoces  la historia de José, recordarás que  la esposa de Potifar se asió de sus ropas, y que él  las dejó en sus manos y huyó. David tuvo  la vida de Saúl en  sus manos  en  varias ocasiones,  y  aun  sabiendo que  Saúl  quería matarlo, ¿qué hizo?: ¡huyó!
¿Crees que estos varones fueron cobardes? ¡Seguro que no! Eran jóvenes llenos de vigor e inteligencia. Entonces, ¿por qué huyeron? Pues para no pecar. Ellos comprendieron la abominación del adulterio y el horror del homicidio y tuvieron el valor de huir. A veces la valentía consiste en dar la espalda. En estos  tiempos  la  tentación se presenta de muchas maneras;  tal vez no  te veas en una situación extrema como  las que enfrentaron  José y David; pero seguramente  no pasará  un día  sin  que  un  amigo  te  ofrezca  un  cigarro,  una cerveza, un trago de ron. ¿No te han invitado a probar alguna droga? ¿No te han  invitado a  iniciarte en  las  relaciones sexuales? ¿No  te han  invitado a  tomar lo que nos les pertenece? 
Sé que para un joven es difícil negarse, porque entonces empiezan las burlas, las acusaciones: ―¡Vah, eres un flojo!‖, ―¡eres un gallina!‖.Comprendo lo importante que resulta la aprobación de tus amigos, y entonces te recuerdo que se necesita más valor para  rechazar, para huir, para soportar  las críticas. No obstante, cuando veas a un alcohólico tirado en la calle, o a una persona con los dedos  y  los dientes manchados por  el  cigarro  y  con una  tos persistente; cuando sepas que alguien fue a prisión por robar; piensa que todo empezó de la misma manera: ―Un trago no le hace daño a nadie‖, ―un cigarrito no te va a enviciar‖, ―tal cosa no tiene dueño, podemos llevárnosla‖.
 Cuando te enteres de que un conocido no ha logrado la estabilidad matrimonial, o que su familia se fue a pique, o que contrajo una enfermedad de trasmisión sexual, piensa que  los hábitos que nos definen comienzan en  la adolescencia y la primera juventud, y que si no se siguen las recomendaciones de la Biblia, con toda seguridad pasarán estas cosas.
Puede ser que en algún momento tengas que decidir: ante la tentación, no te enfrentes, ¡huye! No te creas fuerte; no te creas capaz de resistir. Pablo recomienda a Timoteo en su segunda carta: ―Huye de  las pasiones  juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de corazón limpio invocan al Señor‖. Sé valiente, ¡huye!
APOYANDO LA VISIÓN DE DIOS. 
Por el pastor Raimel Barrios Izquierdo.

Todos  sabemos  que Dios  es  visionario, y  siempre que él va a hacer algo,  comisiona  a  alguien  que  haga realidad  su  visión,  su  sueño  aquí  en  la tierra; si él quisiera enviaría a  los ánge-les a desarrollar sus planes; pero él nos quiere usar a nosotros,  te quiere usar a ti  y  a  mí.  Quisiera  ofrecerte  algunas ideas  sobre  la  visión de Dios para que la apoyes de todo corazón. 
El primer paso del Todopoderoso, pararealizar  sus propósitos,  es despertar  en nosotros su visión, el entendimiento de sus designios y el anhelo por realizarlos. Así  fue  como  inquietó  el  espíritu  de Nehemías  (Neh 2:5),  invistió a Débora del valor que  les  faltaba a  los hombres (Jue 4),  y  despertó  a  Zorobabel  (Hag 1.14).  Cuando Dios  te abre  los ojos entonces también  te  da  visión,  y  hace  arder  tu alma  con  una  pasión  que  te  consume.
En  la mañana  despiertas  pensando  en ello,  durante  el  día  el  bombardeo  de ideas  arremete  en  tu mente,  llegas  a  la noche y la llama sigue adentro. Muchas veces   nos   desanimamos,   muchas veces  llegamos  a  dudar,  pensamos  que no  lo  lograremos, que son solo sueños, que no somos nadie ni tenemos lo que hace  falta  para  lograrlo;  entonces  entra Dios nuevamente para recordarte que es más  que  un  sueño,  es  una  visión  del Altísimo, un propósito divino; que si él lo  sembró  en  tu mente,  entonces  también lo cosechará.
En segundo  lugar  la visión de Dios pone una carga en  tu corazón  (Neh2:12). Alguien  ha  dicho: ―Si  usted  no  siente carga  por  la  obra;  usted  es  una  carga para la obra‖. La visión de Dios necesita gente  que  se  la  eche  al  hombro.  En  1 Crón 15:12-15, dice que al Arca del Pacto había que  llevarla sobre  los hombros de  los  sacerdotes; no  sobre un  carruaje nuevo (ver también 1 Crón 13.7).  Oswald Chambers dice que es más fácil servir  a Dios  sin  una  visión, más  fácil trabajar  para  él  sin  un  llamado,  porque entonces no  eres molestado por  lo que Dios exige; el sentido común es tu guía, revestido  de  un  sentimiento  cristiano.
Prosperarás más  y  tendrás más  éxito  y más tranquilidad de corazón, si nunca te das  cuenta  del  llamado  del  Altísimo; aunque esa prosperidad no representa la aprobación de Dios. Cuando  realmente recibes  una  comisión del  Señor,  la memoria  de  lo  que  Dios  quiere  vendrá  como  un  acicate:  ya   no  podrás  trabajar    para    él    sobre    la      base    del    sentido  común.  ¿Qué  es  lo  que  realmente  tengo  por precioso? Si Jesucristo no me ha comisionado,  encontraré  mi  vida  preciosa para mí mismo.
En cambio Pablo dijo que  estimaba  su  vida  preciosa,  solamente con el fin de cumplir el ministerio  que  había  recibido;  él  rehusó  emplear su energía en cualquier otra cosa.  Hechos  20:24  declara  el  casi  sublime fastidio  de  Pablo  al  pedírsele  que  se considerara a sí mismo; él era absolutamente  indiferente  a  cualquiera  otra consideración que no fuera la de cumplir el ministerio que había recibido. El trabajo práctico podrá ser un competidor contra la entrega a Dios, porque el trabajo  práctico  se  basa  en  este  argumento: ―Recuerda cuán útil eres aquí‖, o ―piensa de cuánto valor serías en esa clase  especial  de  trabajo‖.
Esa  actitud no toma a Jesucristo como el guía respecto  a  dónde  deberíamos  ir,  sino  a nuestro criterio respecto a dónde seríamos de más utilidad. Nunca consideres si eres de utilidad; pero siempre considera que no eres  tuyo,  sino de él. Por eso  la visión de Dios  te  saca del  confort, de tu vida pasiva, acomodada, y te pone a trabajar para él. Nehemías estaba  muy  bien,  era  el  copero  del  rey (Neh  1:11),  Moisés  estaba  muy  bien, era  potencialmente  el  próximo  faraón de Egipto  (Heb  11:24-25), Abram  estaba  muy  bien  en  Ur  de  los  Caldeos (Gén 12:1).
En  tercer  lugar, siempre se sabe cuándo  la  visión  es  de Dios  a  causa  de  la inspiración que la acompaña. Las cosas se nos presentan  en  la  vida  con  grandeza  y  a  manera  de  tónico,  porque todo está vigorizado por el Todopoderoso. Si Dios  te da espiritualmente un tiempo  de  tentación  en  el  desierto, como se lo dio a su Hijo, sostente, y el poder  de  sostenerte  está  allí  porque ves a Dios. La prueba de que tenemos la visión es que  estamos  tratando  de  obtener más de  lo  que  hemos  abarcado.  Es  algo negativo  el  estar  satisfecho  espiritualmente.  ― ¿Qué  pagaré  a  Jehová?‖,  dijo el salmista, ―tomaré la copa de la salvación‖. Tenemos la tendencia de buscar satisfacción  en  nosotros  mismos: ―Ahora  tengo  todo  asegurado;  ahora estoy  enteramente  satisfecho;  ahora puedo  sostenerme‖.
Instantáneamente estamos en camino del desastre. Debemos siempre  tratar de obtener más de lo  que  hemos  alcanzado.  ―No  que  ya lo  haya  alcanzado,  ni  que  ya  sea  perfecto‖.  Si  tenemos  solamente  lo  que hemos  experimentado,  no  tenemos nada;  si  tenemos  la  inspiración  de  la visión de Dios, tenemos más de lo que podemos  experimentar.  Guárdate  del peligro de un relajamiento espiritual. Y por último recuerda que la visión de Dios  siempre  se  puede  realizar  con gente sencilla (Neh 3:5).
Echemos un vistazo en 1 Cor 1:26-28: ―Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos  nobles;  sino  que  lo  necio  del mundo  escogió   Dios,    para  avergonzar a los sabios; y lo débil  del  mundo escogió  Dios,  para  avergonzar  a  lo fuerte;  y  lo  vil  del  mundo  y   lo   menospreciado  escogió  Dios,  y  lo que no es, para deshacer lo que es‖.  He  tenido  siempre  como  premisa pastoral  trabajar  con  los  que  quieren  trabajar. Muchas  veces  los  que tienen potencial, permanecen inactivos  en  los  bancos  del  templo;  ora por  ellos,  predícales  con  pasión  la Palabra,  pero  deja  que  sea  Dios quien  los  despierte. 
  trabaja  y lleva adelante la visión con aquellos sencillos  y  humildes  que  están  dispuestos  a  invertir  lo  que  tienen  en la obra del Señor; verás que  los dividendos  son  satisfactorios, porque el  Padre  se  glorifica  en  los  que  le buscan y los capacita.  Según  Plutarco,  la muerte  de Alejandro Magno,  el  gran  conquistador, ocurrió luego de tomar vino; el célebre historiador la contó así:  "Dio  pues  convite  a  Nearco,  y habiéndose  bañado  ya,  como lo  tenía  de  costumbre,  para irse  a  acostar,  a  petición  de Medio marchó a su casa a continuar  la cena; y habiendo pasado allí bebiendo el siguiente día, empezó a sentirse con calentura. 
Aristóbulo  dice  sencillamente  que  le  dio  una  fiebre ardiente  con  deliro,  y  que  teniendo  una  gran  sed  bebió vino; de  lo que resultó ponerse frenético,  y  morir  en  el  día treinta del mes Daisio."
Tomado de Las Vidas Paralelas, de Pl Querido  pastor,  la  visión  de  Dios para  tu  vida  es  una  meta,  lo  suficientemente grande  como para que entiendas que sin él, no lo lograrías.
Es más  que  un  sueño  o  un  deseo. Todos tenemos sueños, todos tenemos  deseos;  sin  embargo  pocos tenemos  visión,  pocos  sabemos hacia  dónde  queremos  ir  y  cómo queremos  que  acabe  nuestra  vida. Parafraseando a Craig Groeschel, la vida  de  todos  terminará  en  algún lugar  y  en  algún  momento,  pero solo  la vida de unos cuantos  terminará en el lugar y en algún momento a propósito.
PABLO RECOMIENDA EL USO
DEL VINO (1 TIMOTEO 5: 23).
La  recomendación  fue que Timoteo tomase ―un poco de vino‖. Pablo  basó  la  recomendación  en  el estado  de  salud  de  su  joven  amigo, "a  causa  de  tu  estómago,  y  de  tus frecuentes enfermedades". Para él, el vino  sería  remedio  y  no  bebida. En su  época  los  medicamentos  eran pocos, mayormente el vino y el aceite. El vino se usaba mucho para ponerlo  en  las heridas, pues  el  alcohol servía de desinfectante. Ahora  tenemos mejores desinfectantes  y mejores medicamentos para el estómago, sin exponer al paciente a costumbres peligrosas.
Una  historia  triste
Del número 8, año 1 del mensajero (1940)
Historia contada por Juan B. Gough.

En  un  pueblo  rural,  el  pastor  de una  iglesia  fue  llamado  de  urgencia  a casa  de  uno  de  sus  miembros.  Allí había  ocurrido  una  desgracia.  Era  la primera vez que aquel hombre bebía y llegó a su casa borracho. El hijo único, de  unos  ocho  años  de  edad,  bajó  las escaleras del frente, dando palmadas y gritando: ―¡Papá ha  regresado  a  la  casa!,  ¡papá ha  regresado  a  la  casa!‖. El padre  lo  agarró por  los hombros  y  lo empujó hacia un lado; luego él mismo dando tropezones fue a caer en la sala. 
El pastor tuvo que pasar  la noche allí, presenciando  una  escena  horrible;  de cuando en cuando salía para refrescarse  con  el  aire nocturno;  tenía  el  corazón  agobiado.  El  dueño  de  la  casa  y miembro  de  su  congregación  dormía en la sala, completamente inconsciente de  lo  que  había  sucedido;  la  esposa permanecía  acostada  en  su  cuarto, víctima  de  fuertes  convulsiones  debido a la tragedia, y el cadáver del niño,  yacía  en  su  cama,  cubierto  con  una sábana  y  con  una mancha  azul  en  la sien, donde se había golpeado con uno de  los  escalones.  Por  fin  el  hombre despertó, miró  a  su ministro,  se  pasó una  mano  por  la  cara  y  dijo:  ―¿Qué pasó?  ¿Dónde  estoy?  ¿Dónde  está mi hijo?‖  El  pastor  lo  condujo  hasta  la habitación del muchacho, y  levantó  la sábana del  cuerpecito  inerte. El hombre  dio  un  largo  grito  de  espanto: ― ¡Ay, mi hijo, mi hijo!, ¿¡qué he hecho, Dios!?‖
Un año después sacaban a aquel desdichado de un asilo para dementes, a fin de  sepultarlo  junto a su esposa y a su hijo.  Un  hombre  que  no  pasaba  de treinta  años de  edad,  terminó  con  todo  lo que  amaba por una borrachera. Y  aun  siendo  tan  estremecedora  esta historia, el pastor que presenció  todo, se  volvió  un  alcohólico,  y  pasó  sus últimos días trabajando en una caballeriza para procurarse  algún dinero  con qué beber.

La opinión femenina
La confianza: medicina matrimonial
Por la evangelista Carmen Rebeca Verdecia Toledano.

La  infidelidad matrimonial puede convertirse en un ciclo vicioso. Hay personas que  van dejando detrás una  estela de divorcios  e hijos,  y  aún  siguen buscando una relación satisfactoria; pero con todas las parejas les sucederá lo mismo. Estas personas, por  lo  general, no han  conocido  la  esencia de una  relación  amorosa. Para  llegar a  la plena realización como cónyuges, ambas partes deben crear una confianza absoluta. Cuando no hay confianza en tu matrimonio, estás dirigiéndote a una relación abusiva o puede que ya la estés viviendo.
Para saberlo analiza si alguno de los dos tiene miedo de expresar lo que siente o lo que piensa.  ¿Y qué  solución podemos darle  a  esta  situación? Hay que  empezar  a  construir una relación sana y profunda. Es imprescindible mejorar la comunicación, y para esto  lo primero  es que  aprendas  a  escuchar. Deja que  tu  esposa o  esposo diga todo lo que tenga que decir, no interrumpas. Por supuesto no se trata de oír solamente,  tienes que prestar  atención,  entender,  sensibilizarte  con  lo que  él o  ella está expresando. Empieza siempre tus respuestas criticándote tú con franqueza. No veas como una debilidad expresar tus necesidades; no temas hacer el ridículo: todos tenemos necesidades de todo tipo, la diferencia está en que pocos tienen la confianza para comunicarlo.
No tengas miedo celebrar a tu pareja por cualquier motivo. Aprende a disfrutar haciendo feliz a la otra persona. Piensa bien antes de hacer una crítica y busca la manera más cariñosa: la vida es breve y fatigosa para pasarla en pleitos, es mejor proporcionarse placer y momentos felices.  No rehúyas a tu pareja cuando quiera conversar para resolver un problema; eso es alargar el disgusto innecesariamente. Este es un mal muy común; pero las consecuencias  son  amargura  y  resentimiento dañándonos por dentro  y minando  la relación.  Si  hay  que  discutir  un  asunto,  hazlo  de manera  imparcial.
Todos  los matrimonios discuten;  lo  lamentable es que casi ninguno sabe hacerlo de forma positiva. En un debate entre esposos sobran los insultos y las palabras lacerantes. No traigas a colación contrariedades del pasado o que no tengan que ver con lo que están tratando.  Recuerda,  crear  confianza  hará más  placentero  el matrimonio. La  solución  no debe  ser  terminar y buscarse otra pareja, porque al  fin y al cabo  los problemas volverán a repetirse. Aprende a convivir en una intimidad placentera y segura en que ambos se sientan cómodos,  libres de expresarse y compartir hasta  los asuntos más espinosos. Sé cuidadoso con  tus expresiones y  tu  trato, porque  la confianza cuesta mucho edificarla, pero se puede perder en un instante.

Iriolvis Cala Ordoñez   4/6/2012
Hoy mi iglesia se llena de gloria. Lo he bendecido para mi gloria. Quiero jóvenes que me honren y me alaben viviendo en santidad. La mies es mucha y los obreros pocos. Es  tiempo de  brillar  con  la  luz  de mi Espíritu.  Sígueme  y  te  usaré. Amén.
Obispo Onésimo Rodríguez

Disney Silot Turro     4/6/2012
Joven a  ti  te digo  levántate, camina conmigo  llena de mi gloria. Ya  los campos están  blancos  para  la  siega. Necesito  obreros  que  trabajen  en mi  viña. Haz  tu parte con excelencia y yo estaré contigo. Amén.
Obispo Onésimo Rodríguez

Ángela Matos     5/9/2012
Mi compasión no tiene límites, de los cuatro cabos de la tierra estoy llamando a los míos, ella estaba reservada para este día. Yo soy su ayudador, su amigo, yo la he cuidado de la muerte para que se goce conmigo y con la iglesia. Vengo pronto,  estén  listos,  velando  que  el  fin  viene  como  un  relámpago.  Vengo  pronto. Amén.
Superintendente Emilio González.

Julia Hernández    5/9/2012
Regocíjate dentro de los sufridos y fieles, te he llenado de mi gloria, de la salvación. Todo el que me busca me haya, porque yo he venido para salvar y para que tengan vida eterna. Ya  la siega está lista, vengan, entren  a la gran cosecha y serán recompensados. Es todo Señor? Es todo. Amén.
Superintendente Emilio González.

Iraida Hernández  5/9/2012
Hoy se han abierto para ella las puertas de mi gloria, para glorificar mi nombre en ella. Su amor por mi provocó mi misericordia. Llena está de mi Espíritu Santo para que me sirva amando mi ley y enseñando mi palabra, y sea ejemplo de los fieles y estará conmigo en mi gloria. Amén. 
Superintendente Juan Charón

Mayelín Gaínza  5/9/2012
Orando por ella recibí: también la he llenado de mi Espíritu Santo porque quiero usarla con poder. Si me eres fiel te usaré para mi gloria, porque yo soy tu Dios y tu salvador. Amén.         
Superintendente. Juan Charón.


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