Editorial
El proyecto de la nueva revista ―El Mensajero de los Postreros Días, comenzó a
gestarse en el año 2010, en La Lisa, La Habana. La idea de rescatar la más
antigua
e importante publicación de la iglesia
fue del superintendente Eliezer Simpson
Jackson.
Este propósito se ha concretado con los recursos de la Oficina Central, y la
cola-
boración de algunos hermanos y amigos de la obra del Señor; pero sobre todo con
la ayuda del Autor Divino. Les presentamos una revista con un perfil
instructivo
informativo. La principal herramienta para su
confección ha sido la fe. Por ella
también esperamos mantener la publicación con una periodicidad bimestral.
Nuestros lectores tendrán a su disposición temas bíblicos e históricos;
novedades
científico-técnicas; una sección dedicada a
testimonios y mensajes del Espíritu
Santo. Además dedicaremos un espacio para los niños, para que El Mensajero sea
también la revista de ellos.
Los primeros ejemplares son para nuestras congregaciones en el país; sin
embargo
el proyecto a largo plazo prevé una producción que rebase los
límites de nuestra
institución, y pueda ser adquirida por muchas personas. Queremos que El mensa-
jero retome su papel de predicador silencioso, que nos represente con dignidad,
lo
mismo en ámbitos intelectuales como entre personas de menos nivel cultural. So-
bre todo porque los dividendos que esperamos sobrepasan el valor de todo el di-
nero del mundo: esperamos ganar vidas para Cristo y proveer confirmación y go-
zo a los que ya han sido ganados para el Maestro.
Los primeros lectores de la revista, nuestros hermanos de la iglesia, pueden
espe-
rar una publicación de calidad en contenido y diseño; pero nosotros esperamos
de
cada uno de ustedes la oración responsable, para que el Padre
Celestial bendiga
esta obra, y la haga prosperar hasta más allá de donde pensamos. Además,
pedi-
mos la colaboración de todos los que se sientan movidos por el
Espíritu para es-
cribir sobre temas espirituales, ministeriales, culturales o científicos
—siempre que
trasluzcan nuestra fe en el Único Dios verdadero, Creador de los cielos y la
tierra.
Envíennos sus trabajos a la redacción, ubicada en la misma dirección de la
Oficina
Nacional de la Iglesia.
EL MENSAJERO DE LOS POSTREROS DÍAS
Por el pastor Raimel Barrios
Entre lo más importante y significativo de los prime-
ros años de nuestra iglesia, fundada a mediados de la
década del veinte del pasado siglo, estuvo la creación
de una revista que se convirtió en el órgano oficial de
la organización hasta el presente, con el nombre de El
Mensajero de los Postreros Días.
El día 15 de septiembre del año 1939, en La Habana, salió a la luz el primer núme-
ro de la publicación, editada en inglés y español, y totalmente gratis; pues era sub-
vencionada por donaciones y ayudas filantrópicas. En ese entonces fue concebida
para tiradas mensuales. La edición bilingüe se abandonó en lo sucesivo, y se man-
tuvo en español.
El primer número fue de solamente 6 páginas y mil ejemplares; pero en octubre ya
tuvo 8 páginas y se publicaron dos mil copias. En enero de 1941 se incrementó
hasta las 12 páginas, y en enero del siguiente año el mensajero sufrió otra transfor-
mación positiva, cuando su número de páginas aumentó hasta 16. Llegado el mes
de abril de 1943, hubo otra adición y se logró imprimirlo con 20 páginas.
Para marzo de 1947 se hizo un esfuerzo extra y el mensajero pudo llegar a las 24
páginas, con un contenido variado. Para ese entonces las tiradas fueron creciendo
hasta 3000 ejemplares y no mucho después pudo remontar la cifra de 5000. Toda-
vía en ese tiempo el mensajero era distribuido gratuitamente.
Algo curioso fue que, tardíamente, en el número 6 del año 3, se plantearon los
objetivos para los cuales se creó esta revista:
—Levantar el nombre de Cristo en alto.
—Llegar a los hogares más pobres donde no había dinero para comprar una Bi-
blia.
—Proclamar la pronta venida de Cristo.
—Enseñar la doctrina.
— Ser portavoz del Obispo para que su mensaje llegara al pueblo.
La revista se producía con un papel de baja calidad. Debe recordarse que se rega-
laba y se subvencionaba con donaciones y ofrendas. Sus secciones eran encabeza-
das con dibujos que no tenían la calidad de otras publicaciones de la época.
La ortografía y la sintaxis dejaban mucho que desear, debido a que la lengua ma-
terna de los redactores y traductores era el inglés. No obstante, aún se puede dis-
frutar en ella escritos llenos de alto contenido humano e historietas que deleitan a
los lectores de cualquier edad, así como artículos de personalidades del cristianis-
mo universal, entre los que se encontraron el príncipe de los predicadores del cris-
tianismo moderno Charles Spurgeon, el fundador del metodismo John Wesley,
Laura C. Evans, el obispo J. C. Ryle, H. C. Mc Kinney Jr, Percey Waxman, el pre-
mio Nóbel Alexis Carrel, George Mathew Adams, y otras eminentes figuras.
Con los números de noviembre y diciembre de 1948, se abrió una nueva era en la
revista. Las ofrendas que posibilitaron su salida durante años habían mermado
mucho, y para mantenerla como material de prédica, decidieron venderla al precio
de diez centavos el ejemplar.
Algunas direcciones donde se imprimían las revistas fueron: Fiallo y Hermanos,
calle Habana No 617 en La Habana; Imprenta Martín, calle Real No 22, Marianao,
La Habana; y tipografía Clipper, localizada en San Miguel No 314, también en La
Habana.
Conservar los ejemplares de las primeras ediciones de la revista es invaluable. Es la
fuente principal que poseemos para reconstruir muchos aspectos de la vida de
Daddy John, el fundador de la obra, y de su pensamiento teológico.
En el año 1989, el finado obispo Buenaventura Luis, concluyó el difícil trabajo de
reunir todos los números del Mensajero, desde su fundación hasta la muerte de
Daddy. La tarea fue muy ardua debido al deterioro de los originales. Gracias a este
esfuerzo contamos hoy con casi la totalidad de la revista, excepto algunos pocos
números que le fue imposible al obispo conseguir.
EL PROFETA PRÓFUGO
Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque
ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. Mt.
12:41.
Por el miembro ungido Eric Adrián Pérez González
Si me preguntaran cuál es mi libro favorito de la Biblia, respondería que, de la Bi-
blia, mi libro favorito es la Biblia, porque toda ella es inagotablemente hermosa.
Cada libro es diferente y, a la vez, forma un todo con el resto. Pero solo se puede
beber un sorbo tras otro; nadie puede tomarse todo un cántaro de agua al mismo
tiempo. Este sorbo que les sirvo ahora es el breve relato de Jonás. Este libro es
una novela abreviada. Es un libro extraño en el conjunto de los libros proféticos, y
es una increíble tipología de Cristo. Jonás fue, según la Biblia, el primer misionero
enviado con un mensaje de salvación fuera de Israel. Ya esto tipifica el evangelio.
El profeta actúa de un modo inverosímil: huye de Jehová. Los judíos pensaban
que la gloria del Todopoderoso se manifestaba solo en Jerusalén (en el templo), y
desde ese punto de vista se puede entender que él creía huir de la presencia de
Dios (Jon 1:3); pero también sabían, especialmente los profetas, que el Creador
estaba en todas partes (Sal 139:7). Jonás mismo se reconoce servidor ―del Dios de
los cielos, que hizo el mar y la tierra‖ (Jon 1:9). Jonás no huía tanto de Dios como
de su encargo: Estaba evadiendo su responsabilidad. Entonces comenzó a hundir-
se. Con el viaje a Jope, ciudad portuaria, empezó a des-
cender. Luego a la panza del barco; a las profundidades
del mar y por último a la barriga del pez. Esta escena es
la más intensa del libro. Aquí hay una analogía con Cris-
to: Jonás llegó tan abajo en su descenso que experimen-
tó la sensación de la muerte; él estuvo en el Seol (Jon
2:2). Por eso el Mesías se refiere a ―la señal del profeta
Jonás‖, autenticando así este relato (Mat 12:39-40). Jo-
nás estuvo en el reino de la muerte y fue sacado de allí en un claro anuncio de la
resurrección (Jon 2:4,6).
El Mesías hizo el mismo tránsito para vencer definitivamente a la muerte: Estuvo
en sus entrañas, pero el Seol no pudo retenerlo. Descendió solo para anunciarles
su triunfo a los ángeles caídos (1 Ped 3:19-20). El profeta desciende y siente el
poder abrumador del Todopoderoso: ―Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre
mí‖ (Jon 2:3). Ya David había dicho algo semejante (Sal 42:7); pero otros, como Jeremías y Pablo, dijeron esto de algún modo. Esa es la expresión de los que lle-
van en su cuerpo las marcas de Dios.
En la oración del profeta descubrimos todo un proceso espiritual, cuyo ciclo com-
pleto se describe en la primera frase: ―Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me
oyó‖ (Jon 2:2). Comienza con un grito desgarrador; luego el vislumbre de esperan-
za a través del Espíritu, y aún después, la lección aprendida: ―Los que siguen vani-
dades ilusorias, su misericordia abandonan‖ (Jon 2:8). Eso es lo que sienten los
que tienen un contacto con el Creador, a través de las situaciones extremas y de la
oración; sienten que todo es ilusorio, pasajero, pues experimentan lo que de ver-
dad importa: la aprobación de Dios.
Jonás había sido alcanzado por la misericordia del Altísimo; por tanto sabía que el
Creador podía perdonar a los asirios, y él no quería que eso sucediera. Los asirios
eran enemigos de los israelitas. La potencia asiria, cuya capital era Nínive, era muy
cruel con los pueblos que conquistaba; hay tablillas que registran hechos tan ho-
rrendos como que desollaban vivos a sus prisioneros. Jonás albergaba la esperan-
za de que Jehová los exterminara por sus pecados, antes de que aquellos paganos
temibles exterminaran a los judíos. Por eso no quería predicarles, para evitar que
se arrepintieran y recibieran perdón (Jon 4:2).
A pesar de ir en contra de su voluntad, al predicar en Nínive, Jonás tipifica la tarea
de llevar el evangelio al mundo. Dios no anunciaba su destrucción para amedren-
tarlos, para disfrutar de sus caras de terror; sino para que se arrepintieran y se sal-
varan. De igual modo no quiere la destrucción de los pecadores hoy, sino que pro-
cedan al arrepentimiento. Cuando nosotros no predicamos a toda criatura, esta-
mos huyendo de la voluntad del Creador. No importa si ellos son los que nos per-
seguirán en la tribulación.
Cansado, el profeta se acomoda en un lugar en las afueras de Nínive para ver el
desenlace. Aún abriga la esperanza de que el Todopoderoso destruya a esos
enemigos de su pueblo. El calor lo fatiga y, en el colmo de su decepción, Jonás
desea la muerte. Este cansancio y deseo de morir no venía de la tarea dada por
Dios, sino de su misma desobediencia, de su obstinación; por eso el Señor le recri-
mina así: ―¿Haces tú bien en enojarte tanto?‖ (Jon 4:4). De la misma forma, el has-
tío que a veces nos llena, el cansancio de la vida, no viene de la encomienda que
Cristo nos ha dado, sino de no hacer su voluntad, de oír su voz y de no hacer lo
que nos dice. La mayoría de las veces que sentimos la vida como una carga es por-
que nosotros mismos nos hemos buscado esa situación.
La calabacera nos muestra que las cosas más insignificantes que suceden a nuestro alrededor son dispuestas por el Padre Celestial. ¿Cómo iba a imaginarse Jonás que
aquella plantita y aquel gusano, cumplían un propósito en su vida? Comúnmente
nosotros, como Jonás, no vemos en los sucesos y en las cosas más que capricho-
sas adversidades; aunque sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien (Rom 8:28).
Mi experiencia de hoy
Por el miembro de la Brigada de luz Orlando Pimienta.
Cada día, al despertar, analizamos o recordamos las actividades que nos corres-
ponde hacer en ese período de tiempo que media entre el levantarse y el acostarse.
Para algunos son ocho horas, doce o dieciséis para otros, y, en el caso nuestro,
deben ser usadas con tino y empleadas siempre con el propósito de andar con
Dios.
Digo todo esto porque una mañana, después de orar, vino a mí
una frase: LA LÍNEA RECTA; CAMINA POR LA LÍNEA REC-
TA. Al día siguiente estuve libre en mi trabajo y decidí salir a la
calle para hacer unas compras y resolver algunos asuntos. Ya en la
acera recordé la frase de la línea recta y caminé siempre siguiendo
una de las líneas trazadas en el pavimento. Para sorpresa mía no tuve que abando-
nar la marca en ningún momento, no hubo ningún obstáculo en el camino, algo
tan frecuente en nuestras calles.
Al regresar medité mucho sobre la similitud que hay entre el avanzar por los cami-
nos de la vida, en línea recta, y lo que me había sucedido. La senda de Cristo tiene
obstáculos; pero al enfrentarnos a ellos, el mismo Señor nos lleva en sus brazos. Y
lo más trascendente es que este es el único camino que conduce al Cielo.
Demos gracias a Dios porque Él está siempre al lado de los que le aman, tanto en
la alegría como en la adversidad, en los grandes momentos y en nuestras mayores
tristezas.
Y derramaré de mi Espíritu...
El día 14 de mayo fueron celebrados cultos de oración en espera de la promesa del Espíritu Santo, en La Lisa. Por la gracia de Dios 17 hermanos fueron bautizados con poder de lo alto. A continuación publicamos los mensajes dados por el Espíritu en otras lenguas, interpretados por el obispo Onésimo Rodríguez y varios superintendentes de la iglesia:
Obispo Onésimo Rodríguez:
Antonia Hernández
Mi amor y mi perdón hoy los deposito
en Antonia. Ella es anciana, pero aun en
la vejez estará vigorosa y fuerte, para
que me sirva y dé testimonio de mi po-
der en ella. Yo la he bendecido y la he
santificado. Es mi ungida, recíbela.
Amarilis Rodríguez
Paz, paz, cuan dulce paz, hoy ha sido
premiada con lo más preciado del fruto
de mi Espíritu. Mi pueblo hoy se goza al
saber que ella también es mi hija, y un
instrumento de mi paz para dar este
testimonio al mundo con la llenura de
mi poder. Alaben mi nombre grande y
tremendo. Amén.
Superintendente Elías Cruz:
Xiomara Meudy
Xiomara, has peleado la buena batalla
y has vencido, hoy te equipo con esta
bendición para que también seas ven-
cedora en la batalla futura, sé fiel por-
que Yo siempre permanezco fiel, y
estaré contigo. Aleluya.
Superintendente Humberto Delfino:
David Galá
¿Por qué gastar tu tiempo en cosas que
no aprovechan? El tiempo de mi veni-
da está cerca, la puerta de mi miseri-
cordia aún está abierta para todos, con
mano extendida te he sostenido. Entra
en el gozo de tu Señor. Amén.
Loida Falcón
Del interior de tu corazón me hablaste;
con tus oraciones llegaste al trono de la
gracia y esta se derramó sobre ti. En tu
madurez te recibo.
Hay fiesta en las alturas porque otra
pecadora fue alcanzada por el perdón.
Loida, no temas al futuro, déjalo en
mis manos; porque si me eres fiel, vivi-
rás siempre en la tierra de Gosén.
Amén.
Marino Moreno
Marino, ya tus pecados los he olvida-
do, y los arrojé en lo profundo de la
mar. Mi amor por ti ha sido de siempre
y te he guardado hasta hoy. Vive feliz y
seguro, porque yo soy tu compañero
también en el tiempo de tu vejez, cuan-
do tus fuerzas flaquean. Ve en paz,
hombre de bien.
Pablo Bejerano
Yo examino el corazón. La nobleza y la
sencillez galardono con mi Espíritu; mas
al soberbio miro de lejos. Te estoy dan-
do de mi Espíritu porque con sencillez
has buscado mi rostro. Mantén tus pa-
sos por la senda de la santidad, para que
puedas estar conmigo. Amén.
Superintendente Sergio González:
Hailén Guilarte
Flautas, tamboriles, arpas, salterios,
cuerdas y címbalos acompañaron tu
alabanza junto a la orquesta celestial.
Hoy me han alabado en mi santuario,
hoy bocinas y trompetas han glorificado
mi nombre. Me necesitabas y ya estoy a
tu lado. Hailén, hija mía, que tus labios y
manos perfeccionen mi alabanza en la
tierra. Te amo, ¿lo dudas? Confía en el
Dios de tus padres y camina segura,
porque Jehová lo ha dicho. Amén.
José Raúl Tamayo :
Yo te amo y te he bendecido para que
me sirvas en fidelidad a mi palabra. No
descuides el don que hoy pongo en ti;
pues si me eres fiel te usaré. Testifica de
Mí donde quiera que estés, levantando
mi Nombre en alto; pues Yo vengo
pronto y galardonaré a los que son fie-
les. Aleluya, Amén.
Yorkenis Rivero
Yo soy el que soy y hago con lo mío
como Yo quiero; por eso lo he quebran-
tado todo para que conozca de mi po-
der, con el cuál, si me es fiel, le usaré
como instrumento para mi gloria. Mi
poder en él se ha manifestado a través
de su transformación. Decláralo, es mi
ungido.
Abner Silverio
Yo soy tu Padre y he venido a ti de nue-
vo para restaurarte. No más descuidos
con mi Espíritu; es tiempo de velar y
orar para no entrar en tentación. La obe-
diencia es muestra de un hijo verdadero
que ama al que lo ha engendrado. Sé fiel
y siempre estaré contigo.
Superintendente Humberto Delfino
Sunilda Rodríguez
Canción de los redimidos; canta y alaba
a tu Dios, hazlo al amanecer, hazlo al
atardecer, y en la noche tranquila alaba a
tu Dios. La alabanza es un lenguaje que
entiendo Yo. Los ángeles me alaban en
el cielo y quiero que mis hijos me alaben
en la tierra. Ella es una partícula terrenal
limpiada y preparada para morada celes-
tial. Amén.
Magalis Abad
Lágrimas, muchas lágrimas genera la
ausencia de temor a mis preceptos; pero
te perdono y engrandezco mi misericor-
dia sobre ti, para llenar tu corazón de
paz. Los tiempos que vive el mundo se-
ñalan mi pronto regreso a la tierra. Igle-
sia: preparaos; el fin de los tiempos es
inminente y es hora de olvidar rencores y
dar paso al perdón. Todavía hay tiempo,
prepárense. Amén y Amén.
Bárbaro Cutiño
Descuidos, muchos descuidos te han
llevado a flaquear, pero busca en Mí tu
fortaleza, busca siempre mi rostro.
Acuérdate de mis maravillas para que
vivas en seguridad. Hoy te he pastoreado
en pastos delicados y te di a beber agua
que salta para vida eterna. Fortalece tus
pasos y cree en mis promesas, porque
otra vez mi sangre te limpia. Te recibo;
pero no peques más.
Superintendente Elías O. Cruz
Erminia Rodríguez
Yo estoy en el silbo apacible y me he
manifestado en ti con mi poder. He
puesto en tu boca un cántico de alaban-
zas para que testifiques al mundo de la
grandeza que he hecho contigo. Habla,
predica, no calles; porque vengo a buscar
un pueblo que me ame y guarde mis
mandamientos. Bendecida. Aleluya.
Miladis Martínez
Un corazón contrito y humillado no des-
preciaré. Vive en santidad sin la cual na-
die verá mi rostro. Yo amo a los de cora-
zones limpios y manos puras; de esta
manera sírveme siempre y no faltará mi
bendición en ti. Hija, confía siempre en
Mí. Tu vida estará firme. Amén.
¿Qué sucede con la raza humana?
Por el Supervisor Ramón Pastor Verdecia Labrada
La ciencia se multiplica, y moderniza el modo de vida de la humanidad (Dan 12:4).
Y mientras esto sucede con la ciencia,. la raza humana se torna cada vez más irra-
cional, perdiendo todo vestigio de sentimientos nobles y degradándose moralmen-
te (Gen 6:5-7). En uno de mis tantos debates con defensores de la teoría de la
evolución, le respondí a mi interlocutor: Según lo que yo puedo apreciar, en vez de
evolucionar, el hombre se vuelve más animal día por día.
Jesús les dijo a sus discípulos que averiguaban por las señales de los tiempos del
fin: Será como en los días de Noé (Mat 24:37). Es decir, que el Señor afirmó que la
humanidad retrocedería en su comportamiento. ¿Cómo fueron esos días? Pues
fueron tal como son ahora: impera la violencia, el odio, la ambición, la mentira y el
engaño, la traición, la concupiscencia, la apostasía… Se desvanecen la seriedad, la
honradez, el respeto…, todo lo que hacen del hombre un ser ―evolucionado‖, civi-
lizado. Si juzgamos al hombre por la forma de vestir, entonces parece que estamos volviendo a la edad de piedra, donde las personas andaban con casi todo el cuerpo
descubierto. Definitivamente no creo que el conocimiento haya traído evolución
moral, sino involución, dando cumplimiento a todo lo que está escrito en la Pala-
bra de Dios.
En medio de este vertiginoso descenso, los cristianos estamos llamados a resplan-
decer como luz en la oscuridad (Mat 5:14-16). Somos la sal de la tierra (Mat 5:13),
es decir, lo único que hace que este mundo tenga sabor para Dios, lo único agra-
dable a su gusto.
ISHA
Por el Dr. Sergio González
En honor a todas las mujeres.
Hablar de mujer, es hablar de eterna poesía.
La vida llegó a su pináculo, fue mejor y más
placentera, cuando apareció ese ser dulce y
amargo, delicado y tormentoso, apacible y
volcánico, nombrada varona por el Creador.
La belleza extraordinaria de la Creación, el
virginal esplendor del huerto de Edén, entre
cuatro grandes ríos, la imponente fauna de
intensos colores, nombrada por el primer
hombre, no fueron capaces de hacerle compa-
ñía a la criatura que Dios creó y nombró
Adam. Definitivamente, la Palabra lo describe como solo… Así eran las cosas en
la semana de la creación, cuando, sin poder entenderlo, le vino al varón un sueño
profundo. Entonces se obró un milagro más, porque a su despertar, fascinado
ante la visión, se robusteció la existencia del patriarca. Del costado de Is, de una
de sus costillas, fue sacada Isha. Digámoslo de otra manera, en hebreo Is, significa
varón, e Isha, mujer. Y Dios tomó un trocito de su carne del hombre, y de su hue-
so, conformando el ser más bello y extraordinario de la Creación.
El Dr. Matthew Henry, prestigioso comentarista bíblico, escribió sobre aquella
primera dama un pensamiento que lo recojo por su certeza y perspicacia: “…Ella
no fue sacada de su cabeza para gobernarle, ni de sus pies para ser pisotea-
da por él, sino de su costado para ser igual a él, debajo de su brazo para ser
protegida, y cerca de su corazón para ser amada…”
Y entre textos hermosos sobre el ser a quien más cuartillas han dedicado los escri-
tores del mundo, años atrás, leyendo ―Alma de mujer‖, escrito por M. Morgan,
encontré que nos dice: “…Nada más contradictorio que ser mujer…Mujer
que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por el amor…Que
vive un millón de emociones en un solo día, y transmite cada una de ellas
en una sola mirada…Que vive buscando la perfección y vive tratando de
buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama… que hospeda
en el vientre otras almas, da a luz y después queda ciega, delante de la be-
lleza de los hijos que engendró… que da las alas y enseña a volar pero no
quiere ver partir a los pájaros, aun sabiendo que no le pertenecen… que se
arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba más esos deta-
lles… que como una hechicera transforma en luz y sonrisa los dolores que
siente en el alma, solo para que nadie lo note… Y aún tiene fuerzas, para
dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro… !!!Feliz el hom-
bre que tan solo por un día, sepa entender el alma de la mujer!!!
Pero vayamos al libro de Génesis y comentemos de aquel momento sorprendente
para la humanidad. Génesis 1:26-28 dice: ―…Y dijo Dios: ¡Hagamos al hombre a nues-
tra imagen, conforme a nuestra semejanza! ¡Y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los
cielos, y en las bestias y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tie-
rra!
Y crió Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crió. Varón y hembra los crió.
Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra y sojuzgadla. Y
señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven
sobre la tierra…".
Hurgando y haciendo exégesis de este texto, llegamos a algunas conclusiones que
quizá puedan no ser bien recibidas y comprendidas por algunos. Sin embargo, los
análisis interpretativos trascienden la incomprensión o la intolerancia.
Primeramente podemos decir, que la designación del término ―hombre‖ es algo
genérico para ―seres humanos‖; definitivamente esto incluye tanto al hombre co-
mo a la mujer. Si Ud. deseara apreciar más claramente lo que el tema expone, ape-
nas remítase al texto de Génesis 5:2 que nos dice: ―…Varón y hembra los crió; y
los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adam, el día en que fueron criados…‖
Algunas veces he preguntado en mis conferencias familiares por distintos países
del mundo, si los hermanos se han dado cuenta de este detalle, y muchos lectores
de la Palabra ignoran este detalle, que Dios les llamó a ambos Adam. Si Ud. tam-
bién aplica en esta categoría, y no lo había notado, no se asombre, pues Adam, es
Eva también. Es bueno acotar que a los dos les es asignada la tarea de señorear la
tierra. Es por eso que el verbo en hebreo está en plural: ―tengan potestad‖. La
mujer no formaba parte de la creación sobre la cual el hombre iba a tener domi- nio. Ambos son igualmente autorizados por Dios, para actuar como señoreadores
de la tierra. Y algo muy importante para que tengan en cuenta los defensores del
machismo a ultranza, en este texto, porque puede apreciarse que tanto el hombre
como la mujer son portadores de la imagen de Dios, por lo que lo femenino refle-
ja también su imagen de igual manera que lo masculino. No me considero un fe-
minista, pero sí puedo apreciar en toda su extensión los errores que se comenten
cuando hablamos de interpretar en la Biblia, el tema de la mujer. Algo que durante
siglos ha sido motivo de debate, es el argumento de que Eva fue creada como
―ayuda idónea” para el hombre, y que ese concepto implica subordinación a él.
Por el bien de quienes no lo han comprendido con exactitud, llega la oportunidad
de analizar la palabra “ayuda”, y que esta pueda entenderse plenamente. Ayuda
aparece 21 veces en el Antiguo Testamento, y se usa generalmente para referirse a
Dios, cuando se encuentra ocupado en actividades de socorro, alivio, con-
suelo o redención entre su pueblo. Cito algunos ejemplos: Ex.18:4: “…
Y el otro
se llamaba Eliezer, porque dijo, El Dios de mi padre me ayudó, y me libró del cuchillo de Fa-raón…”
Deut.33:7“…Y esta bendición para Judá. Dijo así:
Oye, oh Jehová, la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten, Y tú seas ayuda contra sus enemi-
gos…”, ver.26“…No hay como el Dios de Jeshurun,
montado sobre los cielos para tu ayuda, y sobre las nu-
bes con su grandeza…”, ver.29“…
Bienaventurado tú, oh Israel, ¿quién como tú, pueblo salvo por Jehová,
escudo de tu socorro, y espada de tu excelencia? Así que
tus enemigos serán humillados, y tú hollarás sobre sus
alturas…” Si el término ayuda implica necesa-
riamente subordinación, en ese caso Dios se
subordina a los seres humanos y esto es impo-
sible.
Por lo tanto, sacar de la palabra ayuda, referida
a Eva, el sentido de una persona subordinada,
contradice su uso constante en el Antiguo Testamento.
Por otra parte, el término hebreo ―knegdwo‖, que en español traducimos como
―idónea‖, en el original está formado por dos preposiciones y un pronombre. La
primera preposición significa “igual, como”. La segunda se detalla como
“enfrente”, en el sentido de uno que está en la presencia de otro como un igual.
Por lo tanto, Eva sería como Adam, de la misma clase y especie, alguien
igual a él. La Septuaginta, en el versículo 18, usa la preposición “kata‖ que im-
plica una comparación entre iguales, es decir, alguien colocado en otro lugar, ocupando la misma posición.
En el versículo 20, esta versión de las Sagradas Escrituras, justo la que se leía en
los tiempos del Señor Jesús, usa la palabra ―homoios‖, que significa ―igual en
fuerza‖, ―del mismo rango‖. Más claro resulta difícil explicarlo.
Por lo tanto, el hecho de que en español u otras lenguas, la expresión ayuda idó-
nea pueda hacer referencia a personas subordinadas, no debe hacernos caer en un
error exegético al tratar de imponer al texto, nuestro propio pensamiento. Ade-
más, la creación de Eva no tuvo como objetivo principal resolver la soledad de
Adam. En realidad respondía a una necesidad derivada de la misma naturaleza de
Dios: lo femenino como ya se dijo anteriormente, era también un aspecto de la
Imagen de Dios, por eso cuando en Gén 1:26 se nos narra la solemne decisión
divina de crear al género humano, la mujer ya formaba parte de ese plan.
Pablo escribió que: “…la mujer es gloria del varón”; porque si el hombre es la cabeza,
la mujer es la corona que concede honor a la cabeza. En el plan original de Dios
estaba que los dos fueran una sola carne para toda la vida, con iguales derechos y
privilegios. Solo nos queda decir, que después del pecado original, algunas cosas
cambiaron, pero no todas, y daremos algunos detalles en extremo sorprendentes,
mencionados en el radicalismo de la Historia hebrea.
Se pueden apreciar las posiciones de avanzada y liderazgo que asumieron mujeres,
tanto en la vida religiosa, como en la civil y familiar.
El Antiguo Testamento al respecto es incisivo, y vemos nada menos que a Dios,
diciéndole a Abraham que, en contra de lo que era su opinión, hiciera caso de lo
que Sara le decía en cuanto a su hijo Ismael. Sencillamente Dios le decía: Obedé-
cela, esa es mi orden.
Otra situación incongruente para la época, la tenemos con los padres de Sansón.
Cuando el Ángel del Señor se aparece para anunciar el nacimiento de un niño ex-
traordinario, un nazareo de Dios que liberaría al pueblo de Israel, no lo hace al
padre, sino a la madre. ¿Por qué Dios no transmitió un mensaje tan importante al
que se suponía era el líder espiritual de la familia? A lo largo del diálogo, se aprecia
que Manoa era el menos preparado de los dos, tanto a nivel de conocimiento, co-
mo de madurez espiritual y es por eso que Dios se dirige a ella, que era la mejor
preparada para asumir dicho mensaje. Él, nuestro Padre, rompe los esquemas que
los hombres de mente finita nos trazamos.
Entre los profetas de Dios se cita a María, la hermana de Moisés y Aarón, que
desde niña manifestó valor y confianza en Dios al salvar a su hermano, y lograr
que la propia madre lo criara. Líder en la adoración después que el ejército de Fa-
raón fuera destruido, ella tenía un don especial como líder musical y profetiza. Su
jerarquía fue ratificada por Dios sobre Israel, junto con Moisés y Aarón, según leemos en el libro del profeta Miqueas muchos años después “…Porque yo te hice
subir de la tierra de Egipto, y de la casa de siervos te redimí; y envié delante de ti a Moisés, y a
Aarón, y a María…”. Ella estaba entre los tres grandes.
Y entre estas tremendas mujeres hay lugar también para Débora, profetisa y jueza.
Ella era una mujer casada, esposa de Lapidot. Para ese entonces el pueblo de Israel
estaba haciendo frente a tres clases de dificultades: desintegración religiosa, derrota mili-
tar y falta de liderazgo político adecuado para resolver sus problemas. Es apenas creíble para
algunos que la respuesta de Dios al clamor de su pueblo en una sociedad patriar-
cal, fuese una mujer. Pero, ¡qué clase de mujer sería, que Barac dijo que solo con
ella al lado iría a la batalla!; ¡tremendo liderazgo! Como profetisa ella asumió el
patrimonio espiritual, y como jueza ejerció el poder político y judicial. Bajo su
mandato el pueblo de Israel gozó de años de paz bajo el símbolo de las palmeras
en Jericó.
Otra de las mujeres descollantes, al menos desde mi punto de vista, fue Abigail.
Se trata de la hermosa y prudente esposa de un torpe hacendado llamado Nabal.
En el relato no se presenta como algo reprobable la actuación de Abigail, contravi-
niendo las órdenes de su marido. Ella asumió un reto, y no reprendió la torpeza de
su esposo, sino que se esforzó por encontrar la solución para el mal que se aveci-
naba a su casa. Horas después, cuando el prófugo de Saúl se arrepintió de lo que
iba a realizar, entonces ella le comentó a su necio esposo el mal que venía sobre él
por la acción cometida. David vio en ella la mano de Dios. Junto a su hermosa
figura, apreció además su sabio razonamiento y los obsequios para su tropa; estas
cosas hicieron posible que a la muerte del hombre del Carmel, el futuro rey la lla-
mara y la convirtiera en su esposa.
Y entre mujeres destaca por méritos propios, Hulda, la profetisa. Cuando se ha-
bla de ella, se menciona que ejerció su ministerio durante el reinado de Josías. Esta
mujer fue usada por Dios para enseñar su voluntad a un rey, a un Sumo Sacerdote
y a todo un pueblo. Promovió una reforma religiosa de gran alcance, digamos la
más moral y espiritual que se hubiera visto hasta ese momento, provocando un
arrepentimiento y avivamiento como resultado de su trabajo. Y aunque resulte
extraño, fue muy cierto ver a un rey consultando a Dios a través de una dama.
Y es imposible tratar este asunto sin que resulte destacada sobremanera, la hermo-
sísima Hadasa, la Ester del linaje de Benjamín, huérfana de padres, y deportada
de su pueblo, que llegó a ser reina del Imperio Persa. Con gran valentía y astucia
salvó a los judíos de un desastre, y esto la convirtió en heroína de su pueblo, en
una hora de crisis mundial para los judíos. Esta reina se distingue sobre todo por
su obediencia, humildad, simpatía, y preocupación por el bienestar de sus seme-
jantes. Su valor, diplomacia, fe, su dureza contra los perversos, y su firme compro-
miso con los necesitados y perseguidos, la convirtieron en un símbolo, en un ejemplo a seguir. Sin embargo, históricamente la exégesis bíblica sobre el tema
de las relaciones hombre-mujer ha sido exclusivamente jerárquica. Solamente a
partir de las últimas generaciones, un número importante de exégetas han mante-
nido que las Sagradas Escrituras enseñan igualdad y sumisión mutua, en
vez de jerarquía entre los dos sexos. ¿Se debe considerar que el abandono de
una interpretación tradicionalista significa al mismo tiempo un abandono de la
autoridad bíblica? Creo en lo personal que no, pues Jesús lo enseñó así.
En los tiempos de Jesús existía un fuerte "anti- feminismo", originado por la pre-
sión de los escribas y los sacerdotes, ellos oraban así: Te alabo Dios, porque no
me hiciste gentil; te alabo Dios, porque no me hiciste esclavo; te alabo
Dios, porque no me hiciste mujer.
Sobre esto debo decir que había dos escuelas de pensamiento rabínicas: La sham-
may, que era muy rigurosa y solo permitía el divorcio por adulterio; y la Hillel,
que permitía un divorcio fácil, lo cual empeoraba la situación de las mujeres. En el
terreno de lo religioso, a las mujeres no se les enseñaba la Torah, tampoco se les
enseñaba a leer ni a escribir. Ellos decían que "Quien le enseña la Torah a su
hija le enseña el libertinaje, porque hará mal uso de lo que ha aprendido". A
la hora de la adoración, la mujer no entraba al templo, se quedaba en el área desti-
nada a los gentiles, quince escalones más abajo que otros lugares. Había un des-
precio total hacia ellas. A las sinagogas se les permitía entrar, pero no contaban
para nada. Se necesitaba la presencia mínima de diez hombres para Iniciar
el culto, aunque hubiera cincuenta mujeres. Si se aplicara esta normativa en
los tiempos presentes, al menos en nuestra organización, muchos de nuestros cul-
tos tardarían en iniciarse, o no podrían realizarse; pues generalmente las damas
son las que llenan nuestras bancas, y son las primeras en estar presentes en la ado-
ración con su dinamismo y devoción. Por eso, demos un poco de justicia a esos
seres excepcionales que Dios nos regaló, y esforcémonos por comprender la ver-
dadera grandeza de las Ishas de siempre. Y como de costumbre, me apoyaré en la
Biblia; ella es diáfana, y nos regala citas para nuestra reflexión. Mencionaré algu-
nas, pues hay muchos otros textos que harían demasiado extenso el temario.
Si la muerte vino al mundo por la acción de una mujer, así también fue la
mujer quien trajo la vida y la salud: Gál. 4:4 “…
Mas venido el cumplimiento del
tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito a la ley,
para que redimiese a los que
estaban debajo de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos…”
Y diré también que cuando vino el Salvador, mujeres se regocijaron con él
antes que hombres o ángeles. Luc. 1: 42 nos dice: “…Y exclamó a gran voz, y dijo:
Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre
¿Y de dónde esto a mí, que la madre
de mi Señor venga a mí?
Porque he aquí, como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la cria-
tura saltó de alegría en mi vientre.
Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor;
Y
mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador,
Porque ha mirado a la bajeza de su criada; Porque
he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho gran-
des cosas el Poderoso; Y santo es su nombre.
Y su misericordia de generación a generación a los
que le temen…”
No he leído jamás en la Palabra que ningún hombre diera a Jesucristo ni
un centavo; pero mujeres le seguían y le servían en sus haberes.
Según Luc. 8:2,3 podemos leer: “…Y algunas mujeres que habían sido curadas de malos
espíritus y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la cual habían salido siete
demonios,
y Juana, mujer de Chuza, procurador de Herodes, y Susana, y otras muchas que le
servían de sus haciendas…”
Me admira saber que en aquella sociedad compleja, fue una mujer la que
lavó los pies de Jesús con lágrimas, sin que este la rechazara, dándole una
lección al anfitrión. El Dr. Lucas lo describe en el capítulo 7 “… Y he aquí una
mujer que había sido pecadora en la ciudad, como entendió que estaba a la mesa en casa de aquel
Fariseo, trajo un alabastro de ungüento,
Y estando detrás a sus pies, comenzó llorando a regar
con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía
con el ungüento…”
Además fue una mujer la que ungió su cuerpo para la sepultura, según
apreciamos en Juan 11:2 “…Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo líquido
de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y limpió sus pies con sus cabellos: y la casa se llenó del
olor del ungüento…”
Cuando el valor escaseó y los hombres le abandonaron, fueron las mujeres
las que lloraron cuando él iba subiendo por la vía dolorosa hacia el Calva-
rio. Lucas nos lo recuerda en el capítulo 23 “…Y le seguía una grande multitud de pue-
blo, y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban…”
Y cuando ninguno de los que le acompañaron durante años tenía coraje
para seguirle al Calvario, valientemente fueron las mujeres las que lo si-
guieron hasta la cruz. Mat. 27:55
“…Y estaban allí muchas mujeres mirando de lejos,
las cuales habían seguido de Galilea a Jesús, sirviéndole…”
Y cuando fue sepultado, también fueron ellas las que se sentaron en la
tumba en solitario. Eso lo dice Mateo. “…Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una
sábana limpia,
Y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una
grande piedra a la puerta del sepulcro, se fue.
Y estaban allí María Magdalena, y la otra Ma-
ría, sentadas delante del sepulcro…‖
Fueron también las mujeres quienes primero llegaron al sepulcro en la ma-
ñana de la resurrección, según la versión de Lucas “…Y el primer día de la semana,
muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo l as drogas aromáticas que habían aparejado, y algunas otras mujeres con ellas…”
Y mujeres fueron también las primeras que trajeron la noticia a sus discí-
pulos de que Él se había levantado de los muertos, según el mismo autor “…
Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron
al sepulcro: Y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles,
los cuales dijeron que él vive.
Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las
mujeres habían dicho; más a él no le vieron…”
CULTURA Y SOCIEDAD
Hora de buscar a Dios
Por la miembro Liudmila Bárbara Díaz Matos.
Cada vez que se habla del Dios de amor, del Dios viviente, las personas se asombran;
muchos voltean para no escuchar la verdad y otros divagan en el pensamiento, y aun-
que en lo profundo de su ser quieran admitirlo, la necedad de sus almas no les permite
reconocer su existencia.
Es preciso hoy escuchar la VERDAD, no voltear la mirada, ni ensordecer los oídos, y
mucho menos endurecer el corazón, hoy es preciso escudriñar las Escrituras, pues en
ellas se encuentra el camino a la salvación y la vida eterna. En Ro.15:13 dice: ―Y el
Dios de esperanza os llene de gozo y paz en creer, para que abundéis en esperanza por
el poder del Espíritu Santo‖. ―Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para
siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte‖ Sal.48:14. Por tanto, hoy es el día de
admitir, reconocer y entregarse a Dios, a ese ser de infinita misericordia, lleno de amor,
bondad, paz y, sobre todo, de vida. Hoy es el día de decir ―basta‖, es la hora de decir
―quiero darle un nuevo sentido a mi vida‖, ―quiero darle un significado a mis palabras
y a mis acciones‖, quiero que sea la:
HORA DE BUSCAR A DIOS
Cuando la vida pierde su brillo
Cuando el tiempo deja de existir
Cuando ya no queda esperanza
Cuando no hay deseo de vivir,
Es hora de buscar a Dios.
Cuando las flores no te impresionan
Cuando no ves la belleza
de una mariposa al volar
Cuando no oyes música
en el piar de un pájaro.
Cuando el arco iris no te hace pensar,
Es hora de buscar a Dios.
Cuando el alborear no te habla
Cuando el rayar del día no te
hace sonreír
Cuando el cantar del gallo no te anima
Cuando el calor del sol
no te hace sentir mejor ,
Es hora de buscar a Dios.
Si te preguntas el por qué
Si buscas una explicación
Si la vida no tiene sentido
Si crees que nadie tiene razón,
Es hora de buscar a Dios.
Si el embarazo de una mujer
no te dice nada
Si el nacimiento de un niño
no te hace llorar
Si un "papá dame un beso"
no te llega al alma
Si un nieto no te hace soñar,
Es hora de buscar a Dios.
Si el firmamento no te pasma
Si las estrellas no te deslumbran
Si la luna no te mira
Si el universo no te asombra,
Es hora de buscar a Dios.
―Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el fir-
mamento anuncia la obra de sus manos‖.
Sal 19:1.
―… ciertamente no está lejos de cada uno de
nosotros. Porque en Él vivimos, y nos move-
mos, y somos…‖
Hech 17:27-28
Dios es todo en nuestras vidas, búscale que
siempre está presto para que le encuentres;
llámale que te va a escuchar. Ora, que Él te va a
conceder lo que le pidas sabiamente. Alábale y,
principalmente, sírvele.
―Esperad en Él en todo tiempo… derramad
delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro
refugio‖. Sal. 62:8.
De poco seso, nada.
Es verdad que somos muchos. Nuestro
gorjeo es fuerte y disonante. La gente
dice que nos comemos su comida. Ni
siquiera por nuestro atavío modesto
nos ganamos alguna simpatía. Pero
puede creerme, que va a merecer la pe-
na que usted preste un poquito de aten-
ción a un pícaro gorrión como a mí.
¿Usted cree que no soy nada de extra-
ordinario? Oiga, pero si de su especie
no hay menos que de la nuestra. ¿Y de
veras piensa usted que todo lo que es
muy frecuente, es por eso ordinario?
¡Entonces usted mismo también sería
muy ordinario! - Oh, perdone, ahora sí
que he sido fresco. En realidad soy un gorrión molinero bastante educado. De
ninguna de las maneras quiero que me confundan con mi primo, el fresco y gordo
gorrión común. A mí me puede reconocer por el pecho gris y por la mancha negra
en las mejillas, de modo que no es difícil hacer la distinción. Nosotros nos mante-
nemos un poco más alejados de sus casas.
¡Creados para volar
Mi Creador desde un principio me construyó como «aparato volador». Por esta
razón hasta la más mínima parte de mi cuerpo está diseñada para el vuelo. No
puedo comprender como los hombres se atreven a afirmar que nosotros descen-
deríamos de los reptiles. Imagínese, ¡entonces los cocodrilos serían también nues-
tros parientes cercanos! Me quieren hacer creer que el primer gorrión ya vivió hace
50 millones de años. A mí siempre me da la impresión
que con la cantidad de años lo que pretenden es
disimular la fabulosidad de estas opiniones. -
Pero, dejemos a un lado lo teórico y
dediquémonos mejor a los hechos.
De esta forma usted mismo podrá juz-
gar.
Los materiales que constituyen mi cuerpo
son de una ligereza asom- brosa. Casi todos los
huesos están huecos por den- tro. De esta ma-
nera pueden contener aire, siendo ultraligeros y
al mismo tiempo resistentes. El esquele- to com-
pleto de un pariente lejano mío, el albatros, pesa solo
entre 120 y 150 gramos, a pesar de que mide más de un
metro y la longitud de sus alas es de tres metros. El peso de
sus plumas es mayor que el de sus huesos.
Si nuestros huesos estuviesen rellenos de tuétano, tal y como es el caso
en los reptiles, entonces jamás podríamos volar. Además, nuestra pelvis, a
diferencia de la de los lagartos, está soldada a la columna vertebral. Sola-
mente de esta forma, nuestro esqueleto obtiene esa rigidez y elasticidad absolu-
tamente necesarias para el cuerpo de un volador.
Un notable agujero
Un pequeño agujero en la articulación del primer hueso superior del ala es, en mi
opinión, un detalle extraordinario. No es ni mucho menos un defecto, sino que a
través de este orificio pasa un tendón que une el pequeño músculo pectoral con el
lado superior de la articulación del hombro. Esto me permite levantar el ala, sin lo
cual no podría volar. Claro que si desciendo de los reptiles, me pregunto, ¿quién
taladró el agujero en la articulación de mi hombro y quién hilvanó el tendón por
allí? Estos agujeros los buscará usted en vano en el cocodrilo.
Una herramienta estupenda
Sí, no dude usted en mirarme más de cerca: ¿vé mi pico? Desde fuera parece insig-
nificante, verdad? Pero es una herramienta maravillosa que me dio mi Creador;
ultraligero y, no obstante, apto para las más duras exigencias. Alguien ha calculado
que la córnea de mi pico tiene una longitud de rotura de aproximadamente 31 ki-
lómetros. Es decir, si usted pudiera fabricar de este material un alambre y sujetarlo
en alguna parte, éste tendría que tener una longitud de 31 kilómetros hasta
que se rompiera de donde está sujeto, por su propio peso. El material que los
hombres utilizan para la construcción de aviones solo tiene una longitud de rotura
de unos 18 kilómetros.
Mirando por los prismáticos
¿Hubiera sabido usted que mi cráneo entero pesa menos que mis dos globos ocu-
lares? Pero no empiece usted a sacar conclusiones maliciosas con respecto a mi
cerebro de ave. Mis ojos son bastante mejores que los suyos. Las aves tenemos de
siete a ocho veces más células visuales por unidad de superficie que usted. De ahí
que en nuestro cerebro la imagen creada sea mucho más nítida. Si usted, por ejem-
plo, quisiera ver un objeto tal y como le percibe un ratonero, entonces tendría us-
ted que echar mano de unos prismáticos (8 x 30). Reconozco que mis ojos no son
tan agudos, pero en comparación con los suyos, salgo ganando con creces. Un
biólogo describió nuestro ojo como una maravilla en construcción, función y efi-
cacia. Es uno de los órganos ópticos más perfectos entre los animales vertebrados.
Y tiene que ser así, porque aún en nuestro vuelo más veloz es imprescindible que
no se nos escape ningún detalle importante.
La digestión es necesaria también
¿Qué dice usted? ¿Que Dios nos ha creado como tragones inútiles? Ah, mi Crea-
dor y yo no podemos tolerar tal insulto. ¿Acaso sabe usted lo que yo como? Claro,
¡ya me lo imaginaba yo! ¡El que menos idea tiene, es casi siempre el que más se las
da de listo! Huy, perdón - he sido fresco otra vez, pero ¡usted tampoco ha sido
muy cortés que digamos!
En China mis parientes una vez casi fueron exterminados, porque unos cuantos
listos pensaban que nosotros los gorriones molineros comíamos demasiado de su
arroz y mijo. Pero cuando ya casi habían destruido nuestra raza se dieron cuenta
que los insectos perjudiciales en sus campos se habían extendido de tal manera
que las pérdidas eran mayores que antes. Porque nuestro alimento son sobre todo
los animales pequeños que usted llama dañinos y que para nosotros son manjares:
el escarabajo de San Juan, hormigas aladas, larvas de la mariposa de la encina, gor-
gojos del manzano, pulgones etc.
Hablando de comida: ¿Sabe usted cómo funciona nuestra digestión? Pues es un
tema completamente natural, ¿no? Como usted ya sabe, en mí todo está diseñado
con miras al vuelo. Puesto que ingiero muchas proteínas con mi comida, me apa-
ño con un intestino excepcionalmente corto; no obstante, necesito jugos digesti-
vos muy fuertes. Mi Creador no quiso cargarme con inútiles restos digestivos por
largo tiempo innecesario, así que siempre me deshago de ellos lo más deprisa posi-
ble - frecuentemente volando, con lo cual he conseguido a veces «decorar» un po-
co su ropa. ¡Oh, perdone! – Dicho sea de paso, mi constructor hizo otra cosa
genial cuando me creó. Y es que simplemente omitió la vejiga. Con eso pudo es-
trechar mi cuerpo por la parte de atrás dándole una forma aerodinámica y limitan do el peso. Mi orina en un 80 % se liga al ácido úrico que en el último tramo del
recto se cristaliza en forma de pasta blanca. Está todo bien pensado ¿verdad?
A parte de esto, casi todo el agua necesaria para este proceso de evacuación se
reintroduce al organismo. De esta manera raras veces tengo que «repostar» agua.
Catapulta y navaja
¿Tiene usted aún un poco de paciencia? Observe una vez mis patas. No parece
que tengan mucho de particular, y sin embargo hay en ellas escondida una cons-
trucción bastante ingeniosa. Si es verdad que lo que usted ve ahí son realmente
solo patas y dedos. El resto - tibia, rodilla y fémur - se oculta en el interior de mi
cuerpo. Y si usted tiene la impresión de que yo estoy derecho sobre mis patas, la
verdad es que estoy con las rodillas dobladas, en cuclillas. Para usted esta postura
quizá sea incómoda, pero para mí no. Si yo de repente estiro mis rodillas, entonces
los músculos me lanzan como una catapulta hacia arriba, y empiezo inmediata-
mente a usar mis alas. Durante el vuelo subo el «tren de aterrizaje» cómodamente
debajo de mis plumas y no le saco hasta el aterrizaje. Aquí también es muy eficaz
su suspensión sumamente elástica.
Quizá alguna vez se haya asombrado usted de que puedo permanecer durante ho-
ras sentado en una rama e incluso dormir en esta postura. Esto lo ha hecho posi-
ble mi Creador por medio de un mecanismo que hace que los dedos se ciñan a la
rama agarrándola. Todo un conjunto de tendones partiendo de los dedos está uni-
do con el músculo del muslo. Cuando me poso en una rama, mi peso solamente
hace que se tensen los tendones y que los dedos se encojan. Añadido a esto, hay
unos bultitos en una parte determinada del tendón. Cuando me poso, estos enca-
jan en los dientecitos que se encuentran precisamente en ese mismo lugar del tubo
de la vaina tendinosa, lo cual otra vez seguro que no es casualidad. Así los tendo-
nes permanecen tensados sin esfuerzo alguno y yo no me caigo del árbol.
En las aves de patas largas como la cigüeña y la garza, que a menudo tienen que
estar de pie durante mucho tiempo, esta construcción es algo diferente. Ellas han
recibido una articulación de la rodilla especial que encaja como una navaja. Así
pueden estar de pie durante horas.
¿Por qué ponemos huevos?
¿Por qué las aves no parimos nuestros polluelos como los mamíferos? ¿Qué pien-
sa usted? ¿No sabe? Pues imagínese, ¡cómo volaría yo como hembra encinta! ¿De
qué me alimentaría durante todo ese período, si solo pudiera arrastrarme por el
suelo? El asunto de los huevos es una solución patente de nuestro Creador. Así
apenas me entorpecen al volar. Pongo los huevos rápidamente uno tras el otro,
normalmente en un intervalo de solo 24 horas. De este modo pronto junto mi
nidada y puedo incubar los huevos todos a la vez. De esta manera las aves pode-
mos dar vida a varios pollos a la vez.
El arte de empollar
Usted pensará seguramente que esto es una ocupación aburridísima. Eso es por-
que no tiene ni idea de lo difícil de este trabajo. ¿Acaso piensa usted que simple-
mente nos colocamos sobre los huevos y esperamos a que hayan salido nuestros
pollos? ¿No sabe usted lo sensibles que son cuando se están desarrollando en los
huevos? Tiene que haber la temperatura precisa, es necesaria la humedad correcta
e incluso tiene que ser posible el libre intercambio de gases. Estas condiciones son
indispensables para que nuestros pollos no mueran antes de haber nacido.
Pero nuestro Creador ha tenido una idea genial y la ha realizado de este modo: Ya
antes de empezar a poner huevos se me cae el plumón en dos o tres partes del
vientre. En su lugar me crece una piel mucho más gruesa que la anterior. Los va-
sos sanguíneos aumentan siete veces en número y son cinco veces más gruesos de
lo normal. Al mismo tiempo en las células de estas «placas incubatrices»
se acumula mucho líquido. ¿Para qué todo eso? En cuanto toco con la
placa el huevo, el aviso de su temperatura es in- mediatamente trans-
mitido a mi cerebro intermedio. Desde allí o bien se regula di-
rectamente la temperatura del huevo o me doy cuenta cuándo y por
cuánto tiempo debo interrumpir la incubación, para que haya un po-
co de ventilación, y cuándo debo dar la vuelta a los huevos.
Los científicos aún desconocen por completo cómo puede llegar
esta información al cerebro intermedio y cómo pue- do transmitir informa-
ciones a mis pollos por medio de la placa incu- batriz. Pero, no obstan-
te, muchos afirman sin más ni más, que esta capacidad
habría evolucionado progre- sivamente. Me gustaría
preguntar a esta gente cómo incubaron entonces mis
antepasados sus huevos, si no percibían si estaban
demasiado calientes o dema- siado fríos.
Ah, podría contarle tantas cosas sobre mi excelen-
te sistema pulmonar, el milagro del vuelo, la
genial construcción de mis plumas, mis ins-
trumentos de navegación... Pero lo dejaré para mi
compañera la golondrina que lo hará bas- tante mejor que
yo.
Ahora me gustaría saber una cosa: ¿Sigue usted creyendo que yo desciendo de
esos bichos que se arrastran por el suelo? - No, mi Creador no se llama
«Casualidad» y tampoco «Largo Tiempo». Mi Creador es el que el quinto día
mandó que las aves volaran sobre la tierra, y que las creó a todas según su especie.
Es Aquel que nos bendijo y se goza en nosotras. Soy un milagro creado por su
mano. ¡Usted también! ¿No deberíamos alabarle juntos?
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*
Git Werner, Vanheiden Karl-Heinz; Wenn Tiere reden könnten (Si los animales pudieran ha-
blar...). CLV Christliche Literatur-Verbreitung, Bielefeld, Alemania 1998.
Formidables trabajos. Dios bendiga a cada uno de los autores.
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